El caso Daniel Joel Cárdenas: “Esto no lo pusieron en la televisión”

Daniel Joel Cárdenas Díaz, de 34 años, se unió en la tarde del 11 de julio a las protestas en Cárdenas, Matanzas, frente a un Servi Cupet propiedad de la corporación militar CIMEX S.A., cuando otros manifestantes habían comenzado a vandalizar el local. El martes 13 de julio se viralizó el video de su detención arbitraria, grabado en su domicilio por su esposa Marbelis Vázquez. Durante el violento allanamiento efectuado por efectivos de las Brigadas Especiales del Ministerio del Interior de Cuba, los llamados “boinas negras”, Daniel Joel resultó herido de un disparo frente a Marbelis y a sus dos niños de dos años, quedando un charco de sangre y un casquillo del proyectil como evidencia. 

Hasta el día 14 su familia no fue informada del lugar de detención, y como resultado, las primeras denuncias a los medios de prensa independiente o extranjeros estuvieron marcadas por la desinformación. Luego de ser atendido en un policlínico, Daniel Joel fue trasladado directamente a la unidad de la Policía Nacional Revolucionaria de Santa Marta, donde fue interrogado días después frente a las cámaras, para un reportaje que sería presentado el 17 de julio en el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana por el vocero Froilán Arencibia, con el objetivo de “desmentir” las declaraciones de sus familiares, presentadas como parte de una supuesta “campaña mediática” que pretendía dar la impresión de que “aquí hay una guerra contra el pueblo, y que los medios lo callan”.



Reportaje presentado el 17 de julio en el Noticiero Nacional de la Televisión Cubana por el vocero Froilán Arencibia.


Desde entonces, y hasta la celebración de su juicio los días 8, 9 y 10 de diciembre en la Fiscalía Militar de Matanzas, Daniel Joel Cárdenas ha permanecido bajo medida cautelar de prisión provisional, en varios centros de reclusión, algunos de máximo rigor. 

Ningún medio oficial del régimen cubano ha brindado información sobre los procesos penales a que han sido sometidos los manifestantes del 11J desde inicios de septiembre. En respuesta a los materiales desinformativos y las acusaciones falsas producidas por las autoridades cubanas, Marbelis Vázquez comparte detalles sobre la participación de su esposo en las protestas y su detención, de las cuales ella fue testigo, así como el proceso penal que ha tenido que acompañar.

¿Cómo transcurrió el día 11? ¿Cómo se unió Daniel Joel a las protestas? 

El día 11 de julio estábamos en casa tranquilos con nuestros niños mientras que preparábamos todo para irnos a las 3:00 p.m. para una playita que esta cerca de casa, que se llama Playa Larga. Él me preparó el almuerzo, se lo dimos a nuestros hijos y los bañamos para que durmieran un poco hasta las 3:00 p.m., que nos iríamos a la playa.

Mientras hacíamos eso las personas comentaban que, lejos, en la calle Real, el pueblo estaba en las calles. Yo, que jamás había escuchado de eso, quería ir a ver qué estaba sucediendo, pero él no quiso, porque estábamos a casi quince días de irnos del país, y me dijo que no, que no podíamos complicarnos. Me molesté mucho con él y le dije unas palabras. Luego nos acostamos a dormir con los niños. 

Cuando nos levantamos, en la esquina de mi casa hay una tienda que se llama Servicentro de Palma, y eso estaba lleno de personas alteradas gritando “hambre, hambre”. Eso me sorprendió porque nunca había visto un pueblo así y menos de esa multitud, y le dije de ir a pararnos más cerca para ver mejor lo que estaba sucediendo. Él me dijo que sí, ya que se trataba de la zona de nosotros y estábamos cerca.

Cuando estábamos frente la tienda llegaron varios amigos de él que venían de las tiendas rotas ya en la calle Real, con botellas de bebidas y haciendo las historias. Empezaron a tomar mientras llegaban más personas. En un momento empieza a llegar apoyo de patrullas y se ve que en la otra esquina empiezan a lanzar piedras. Yo asustada me voy para mi casa porque los niños estaban con una amiga, para decirle que no salieran porque todo estaba poniéndose feo.

Cuando regreso al lugar a ver a mi esposo me fue imposible pasar, ya que la policía había empezado a tirar tiros. Había dos heridos de bala y todo el pueblo comenzó a lanzarles piedras. Fue cuando él estuvo con todos ahí, e hizo lo que todos hicieron, menos entrar a la tienda a robar, porque incluso le reclamé porque no había cogido nada. Me dijo que él estaba muy gordo y no alcanzaba a entrar por los cristales, y podía cortarse, y que además si lo cogían adentro eso era robo y él quería criar a sus hijos.

Solo alcanzó unas mayonesas que estaban afuera de la tienda porque las personas dejaban las cosas afuera, se les caían, y ni tan siquiera llegó la mayonesa a la casa, porque se la regaló al amigo. Luego de eso fue para la casa porque estaba sin zapatos y tenía vidrios en los pies. 

De ahí, cogimos los niños, fuimos para casa de mi suegra y de ahí a la playa, a ver si era verdad que estaban entrando las lanchas. Si eso sucedía, nosotros íbamos a ir con nuestros hijos. Pero no pasó nada. Luego regresamos a la casa y a los dos días, pasó lo que hicieron en mi casa.

En el video que ellos entran a mi casa, se oye que disparan dos tiros en el patio de mi casa a la perra, que no les permitía pasar, y en la sala cuando están dentro hacen otro más, que es cuando los niños empiezan a gritar de terror.

Los videos solo pude grabarlos por pedazos, porque ellos querían quitarme el móvil en el momento que entraron y tuve que esconderlo dentro de mis piernas. Estaba muy nerviosa.

Recuerdo que cuando se publicó el video muchos pensamos que los disparos habían sido mortales. ¿Por qué hubo tanta confusión en cuanto al paradero de tu esposo?

Porque no sabíamos en dónde lo tenían. Nos habían dicho que estaba en un hospital, pero era mentira lo tuvieron siempre en los calabozos. Nunca lo llevaron al hospital, lo llevaron a un policlínico, le hicieron una cura según me contó, y le dijeron que no podían coserlo porque no había hilo ni agujas. Me imagino que fue una forma irónica porque sabían que él era uno de los manifestantes.

Lo llevaron a los calabozos así mismo herido y lleno de golpes. A los días lo obligaron a declarar en la televisión el día 17, porque lo amenazaron de más golpes y que me harían daño a mí y sus hijos, y dijeron que él no tenía herida. Y mi esposo declaró en el video y se alzó el pulóver para que vieran los golpes y eso no lo pusieron en la televisión. Mi abogado solicitó la copia de ese video en la PNR y se la negaron, dicen que no aparecía.

Incluso el médico civil que lo atendió en los calabozos me dio las indicaciones para conseguir sus antibióticos porque ellos no tenían nada y me autorizó a llevarle a diario un pomo congelado para ponerle en los golpes de las costillas, que según él estaban muy feos, de un color negro intenso y que parecía que le dieron con un palo o cabilla. Yo tengo el método por el médico del día 14. 

Tengo el pulóver que llevaba el día que lo detuvieron, aún lo conservo así, lleno de sangre; la rodillera de uno de los “boinas” que le daba a mi esposo, y un casquillo de bala salva que se les quedó porque ellos antes de irse recogieron los otros.

Querían que el médico civil dijera ante la televisión que él no estaba herido ni golpeado. El médico mismo se negó y me lo dijo a mí en mi cara, que él no tenía por qué hacerlo, porque él era civil, no tenía que ver con ellos. Y al día siguiente desaparecieron al médico, nunca más pude verlo y no le dejaron pasar más fomentos.

Son unos manipuladores, desde el presidente hasta la televisión, todos son unos verdaderos corruptos. Y aún hay personas ciegas aquí que creen que eso no pasó. Ellos quisieron hacerles creer al mundo que todo fue montado por mí.

¿Exactamente dónde lo hirieron?

En la zona izquierda de la cabeza, en la parte de atrás. Una herida de 12 cm de diámetro.

¿Qué daños ocasionaron en tu casa, además de la agresión contra tu esposo?

Me rompieron la ventana, y la puerta la desprendieron del marco, la torcieron en el centro de las fuertes patadas.


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Pulóver que llevaba Daniel Joel durante la detención, manchado de sangre, junto a la rodillera de un «boina negra» y un casquillo de bala


En uno de los videos dices que cuando lo detuvieron lo montaron en un camión más de cien personas. ¿Ese día detuvieron a más manifestantes?

A él se lo llevaron en un panel amarillo con los vestidos de policía y los civiles del DTI. El otro camión iba lleno de “boinas”, más de cincuenta. Ellos recogieron a doce, que dicen que son líderes pagados por EE. UU., cosa que es mentira, porque eso sucedió aquel día no porque fue pago sino porque las personas quisieron hacerlo. Pero de los doce al único que le hicieron eso fue a mi esposo.

¿En qué centros de reclusión lo han mantenido?

La primera semana para una unidad en Santa Marta, de ahí lo trasladaron para el Técnico de Versalles casi 45 días. Después lo llevaron para otro Técnico de máximo rigor en el Combinado del Norte donde estuvo casi un mes, luego lo trasladaron a la prisión Combinado del Norte dos semanas y de ahí lo llevaron para la prisión de máxima seguridad de Agüica, en Colón, en donde se encuentra actualmente.

¿Cómo lo han tratado en la prisión? ¿Cuál es su estado de salud?

Estuvo con crisis de la gota allá dentro. Me dijo que al principio no querían ponerle los medicamentos porque tenían que ser bajo la historia clínica, pero cuando vieron su estado, que entró en crisis, que se quedó sin caminar, decidieron medicarlo.

En la última visita, cuando llegué, mi esposo llevaba días enfermo, hasta con fiebre y no le dieron ni un bajante, tenía unos sudores fríos de lo mal que se sentía. Le pregunté que por qué no había tomado algún bajante y dice que no le dan nada que incluso le quitaron los medicamentos de su enfermedad de la gota.

Los llaman “Operación Dignidad”. Le pregunté a la reducadora y me dijo que ellos lo ponen así porque les dan un trato diferente a los demás.



Sabotaje

Cuando se plantean las causas del estallido social del 11 de julio, muchos análisis se centran en factores que han motivado protestas en diversos escenarios globales, asociados a la pandemia y la mala gestión de los gobiernos, o factores externos, como las sanciones impuestas por el gobierno de los Estados Unidos a Cuba. Raramente se pone en el centro las políticas económicas fallidas del régimen cubano, en particular el Reordenamiento y las tiendas en Monedas Libremente Convertibles (MLC), factores internos estrechamente relacionados con el desabastecimiento y la inflación, y que vienen acumulando tensiones sociales desde el comienzo de su implementación. Un experimento que quizá contaba con las promesas electorales de Biden de suavizar las restricciones al envío de remesas impuesto por la administración de Donald Trump, y que tiene el único propósito de captar divisas extranjeras, institucionalizando un apartheid económico y social en Cuba. 

Desde la inauguración de las primeras tiendas en MLC en octubre de 2019, Proyecto Inventario ha documentado un aproximado de 515 en todo el país, cifra que consideran “por debajo de los números reales pero que muestra la extensión del fenómeno”. En estas instalaciones de administración militar laboran “trabajadores civiles de la Defensa”. Durante las protestas de julio la frustración popular se volcó contra varios establecimientos de este tipo en las provincias occidentales de Artemisa, Mayabeque y Matanzas.

El delito escogido para castigar a estos manifestantes reafirma el carácter eminentemente político de la crisis cubana. Aunque la Ley No. 62 del Código Penal cubano contiene delitos comunes como estragos, robo con fuerza o daños, se ha escogido el delito de sabotaje[1], tipificado en el Artículo 104 del Capítulo sobre Delitos Contra la Seguridad Interior del Estado, y en consecuencia los manifestantes, civiles todos, han sido o serán juzgados en tribunales militares.

Daniel Joel Cárdenas es uno de más de cuarenta manifestantes acusados de este delito, que se imputa contra quien “con el propósito de impedir u obstaculizar su normal uso o funcionamiento, o a sabiendas de que puede producirse este resultado, destruya, altere, dañe o perjudique en cualquier forma los medios, recursos, edificaciones, instalaciones o unidades socioeconómicas o militares”, o que “con el propósito de afectar la economía nacional, dañe o destruya bienes de uso o consumo depositados en almacenes o en otras instalaciones o a la intemperie”. La fiscalía cita como agravante el Artículo 53, inciso e), “al cometerse los hechos durante una situación especial como la pandemia derivada de la Covid 19 en Cuba, la existencia de un desabastecimiento de productos, alimentos y medicamentos, además del déficit de generación de electricidad existente en ese momento”, depositando así la responsabilidad de la crisis en quienes la estaban sufriendo.

La Fiscalía Militar pidió para Daniel Joel 15 años de privación de libertad por los delitos de sabotaje, desórdenes públicos y propagación de epidemias. En el Expediente de Fase Preparatoria No. 77 de 2021, se alega que “el actuar de los ciudadanos afectó directamente la seguridad interior del Estado, la tranquilidad ciudadana y el patrimonio de la Unidad Comercial Servicupet Las Brisas”. Se le exige además la responsabilidad civil de indemnizar de forma solidaria —entre nueve personas— “en 1 millón 444 mil 251 CUP con 34 centavos” “por concepto de las mercancías sustraídas y dañadas, activos fijos, y utensilios dañados y perdidos, roturas de la bomba y cristales, así como mano de obra empleada” —artículos listados en una decena de páginas del documento—, y en 900 CUP, en concepto de una caja de mayonesa «que no se pudo recuperar”, a la Unidad Empresarial de Base Complejo “Corporación Importadora y Exportadora S.A. (Cimex)” de Cárdenas. La sentencia será publicada el día 14 de enero.

Marbelis, ¿cómo era la situación en Cárdenas los días antes del 11J?

Los días antes del 11 de julio la situación en Cárdenas, como en toda Cuba, era muy crítica. Ya existía el tema del Covid, las personas enfermas sin medicamentos, y cuando los conseguías te pedían el ojo de la cara. También había mucha escasez de comida, y las tiendas en MLC, que muchas familias no tenían ni tienen para comprar alimentos a su familia.

¿En Cárdenas hay muchas tiendas en MLC? ¿Ustedes podían comprar ahí?

Todas las tiendas de Cárdenas son en MLC. Y nosotros como muchas familias no tenemos para comprar alimentos ni aseo, ni tan siquiera una golosina para un niño porque aquí no se paga en esa moneda. Mi esposo y yo teníamos una cafetería antes la Covid, que vendíamos guarapo café y panes. Pero en la pandemia el Ministerio de Salud dio la orden que tenían que ser cerradas. Ni yo ni él nos encontrábamos trabajando porque no había trabajos.

En el expediente de investigación se afirma que Daniel Joel, “de forma furibunda” se “apoderó” de tres filtros de combustible y “los lanzó contra la parte de los cristales que aún no se habían destrozados (sic), logrando fracturarlos”. Además, se le imputaba el cargo de “corrupción de menores”, alegando que “con el propósito de quebrantar la moral y correcta formación” de tres menores, de 12, 13 y 14 años respectivamente, con los que tenía “vínculos de afinidad” les propuso 400 CUP con la condición de que se unieran a las protestas y lanzasen piedras a las tiendas. ¿Estas acusaciones se sostuvieron durante todo el proceso?

A mi esposo le querían poner un delito montado de corrupción de menores, pero en el juicio se cayó por no tener pruebas y por ser falso. Cuando ellos acusan a mi esposo, yo voy a ver a un general y me dice que le habían hecho eso porque él había sido el principal, el que viró el carro del Partido en la calle Real. Entonces me doy cuenta de que lo estaban confundiendo. Y al otro día cuando me voy a quejar al fiscal militar me dice que ya habían cogido al del Partido, pero ya que ellos habían fallado había que buscar algo malo de mi esposo para incriminarlo, porque no tenían nada.

A él le gustan las palomas, y tenía un palomar en casa y cada fin de semana hacen vuelos. Junto con él siempre estaban unos niños de frente la casa de 13 y 14 años, que les gustaba criar con él. Y cogen a los dos niños y los citan, con las madres que son mis vecinas, y cuentan que, delante de ellas mismas, les decían que si no declaraban que mi esposo les pagó para la manifestación no los iban a soltar, y que iban a ir presos. La mayoría de las veces los interrogaron solos. Aquí ellos hacen lo que se le dé la gana y nadie puede hacer nada. Imagínate que obligaron a los niños a decir que tiraron piedras en el hospital, cosa que nunca fue así. Porque dicen los niños que los presionaban y que los metieron en una celda una semana. 

Siendo esto que ellos querían escuchar mentira, los niños lo negaron, y el tal llamado Sánchez que es quien atiende a menores les dice: “Bueno, entonces, mamá, ellos van detenidos”. Las mandaron de noche a buscarle sus pertenencias y se los llevaron para Matanzas a un centro de menores. Por los niños no querer cooperar les echaron un año de internamiento.

Y aun así esa causa de corrupción de menores mi esposo la tuvo hasta el día del juicio que el juez la desechó, porque hasta cuando el juez le dio la palabra se lo dijo: “Condéname si quieres por lo que hice verdaderamente, pero por corrupción de menores no, porque eso sí no es cierto”. Y le pedían por eso 15 años. 

A mi marido le pusieron una pila de delitos que eran mentira. Hasta que había sido sancionado en varias ocasiones, cosa que es mentira, y gracias a Dios mi abogado pudo probarlo en el juicio.

Mi esposo sale en un video, que es por el que le ponen los 13 años de sabotaje. El día del juicio lo pusieron en la sala con todos los métodos de acercamiento que el abogado solicitó, porque ellos decían que él rompió los cristales y se pudo visualizar que ya los cristales estaban rotos cuando él lanza un filtro de carro, y no era en dirección a los cristales, fue en dirección a la pista donde parquean los carros para echar combustible.

Aun así, le dejaron el delito de sabotaje y desórdenes públicos. Y no le pusieron el sabotaje mínimo, que es de 6 años, sino el de 13 años.

Mileidis Chacón es una vecina mía que trabaja en la policía, en emigración, que fue quien entregó el video de mi esposo en el Servi de la esquina de mi casa. Su hijo y la nuera fueron los que lo filmaron. En el juicio de mi esposo ponen el video y se escucha claro cómo la nuera dice: “filma a Cárdenas”. Y luego de eso, le dice a una amiga mía que ella fue quien lo entregó personalmente. Ese mismo día su hijo le dio un puntazo a un vecino, porque estaba gritando, manifestándose, y resulta ser que en vez de llevarse preso al hijo que dio la puñalada, el vecino herido fue el que fue preso. Y días después se llevaron al hijo fuera d nuestra provincia por unos meses para que se olvidara, y nada le pasó, solo porque es su hijo.

¿Conoces a alguna de las otras personas que fueron a juicio con tu esposo? 

Sí, Jorge Luis Argüelles, también lo acusan de lo mismo. Ellos son doce, que fueron sancionados con mi esposo, pero a ellos dos fue a los que más años les pidieron. Le pidieron primeramente 35 años a mi esposo y 51 al otro, luego le bajaron a él a 15 y el otro 16. A todos les pidieron de 10 años para arriba.



Leidiana Prohía y Jorge Luis Argüelles.


¿Había una mujer entre los acusados?

Sí. Ella estaba borracha completamente. A ella le pidieron 20 años, se le quedó en 12.

En el juicio, parecía que había capos o criminales. Había una brigada de esos hombres uniformados de negro con armas, de policías y vestidos civiles del DTI, y ellos todos encadenados de pies y manos con esas llamadas “shakiras”.

A la mamá de la muchacha que estaba en el grupo cuando escuchó que su hija le pidieron 20 años le dio una isquemia y se la llevaron para el hospital Faustino en ambulancia, hasta donde el juicio acabó estaba en terapia. No he podido saber más de ella.

¿Qué testigos presentaron en contra de Daniel Joel? ¿Los oficiales que entraron en tu casa estuvieron en el juicio? 

Estuvieron en el juicio, pero no dijeron sus nombres, solo el cargo. Eran como diez testigos y todos eran de ellos: el jefe del Departamento Técnico de Investigación (DTI), que estuvo presente en lo que hicieron en mi casa; el jefe de unidad, el jefe que tiene que ver con hurto y sacrificio, los peritos, los “boinas negras”, una psicóloga del centro donde están los menores, unos policías, dos señores capitanes; el director y trabajadores del Servi Cupet, que ellos fueron los que sí no declararon nada en contra, porque saben que en verdad mi esposo no rompió la tienda, que sí estuvo, pero cuando él llegó ya todo estaba roto, y ellos no dijeron nada en contra de él.

Ese juicio había que estar ahí para que vieras cuanta mentira montada. También dos “boinas negras” que estaban acusando a uno de los compañeros de mi esposo, fíjate si estaban mandados que no conocían a quien estaban acusando. Cuando el juez les pidió que lo reconocieran tampoco sabían de quién se trataba. 



Allanamiento de la casa de Marbelis Vázquez y Daniel Joel Cárdenas Díaz.


En el curso de nuestro intercambio, Marbelis logró identificar a Lázaro Alberto Valdes Pérez, delegado del MININT de los Arabos, que aparece en el expediente como «perjudicado», así como al Capitán Francisco Lafont Pérez, jefe del órgano de instrucción de Cárdenas.

 [Lázaro Alberto] Él estaba también, pero estaba vestido de civil, era testigo de la fiscalía. En el juicio él no dejaba de mirarme, y hasta me separó de la madre de otro preso por estar hablando. Le dije que él no tenía derecho sobre mi porque yo no era presa y medio que se incomodó, porque llamó a los de la seguridad para que me cambiaran de puesto. Y como me negué, pusieron un guardia entre nosotras para que no habláramos. Él era uno de los que estuvo en el arresto de mi esposo. Fue uno de los que le dio a mi esposo con una tonfa cuando cayó desmayado al suelo, que abren la puerta y entran todos. Eso fue horrible. Cierro los ojos y veo aquel momento como si aún lo estuviera viviendo.

El instructor que tenía el caso se llama Lafont. Él es el que interroga a mi esposo en el video que sale en Santa Marta, que no sacan la parte en que mi esposo se levantó el pulóver y enseña los golpes.


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Fiscalía Militar de Matanzas.


Marbelis Vázquez identificó también a los fiscales César Alberto Bacallao Jiménez y Liber González en una foto tomada en 2020 en la sede de la Fiscalía Militar de Matanzas, donde transcurrió el juicio de los manifestantes acusados de sabotaje, compartida en las redes sociales de la Fiscalía Provincial

 [Liber] El de la punta. Él era el más malo, el que leía todo y que más hablaba. Había que verlo reírse mirando a los reclutas y a los familiares. Disfrutaba el sufrimiento de nosotros. Y el quinto que está después de él es el otro [César].

Esos dos fiscales prepararon todo muy bien. Yo no sé cómo pueden hacer eso. Había que ver sus caras risueñas cada vez que decían una sentencia, se sentían muy satisfechos. Y los familiares ni siquiera podían moverse porque enseguida tenía uno de ellos arriba de ti llamándome la atención. Y ellos secreteando con cada uno de sus testigos.

¿Has recibido apoyo psicológico? ¿Qué ha pasado con tus hijos? 

Sí, he recibido apoyo psicológico. 

Mis niños tienen dos años y aún recuerdan los sucesos. Mi niña lo narra todo en su idioma.  Incluso tuve que irme de aquella casa donde sucedió todo, irme lejos para sanar algo aquello, porque la psicóloga me dijo que era lo mejor. 

En una ocasión yo me estaba afeitando las piernas en el baño y me corté. Y mi niña me mira y me decía: “mamá, tati —así llama a su papá—, tati, pum, tiro, sangre, ahí”.

Y se paraba en la puerta del baño y me señalaba al lugar donde ocurrió todo. Rápidamente busqué el móvil para grabar porque la psicóloga no me creía, y logré grabarla. Yo le preguntaba lo que ella ya me había dicho, y nuevamente lo repetía. Y ponía una carita como de una persona traumada loca. 

Aún ella ve un policía en la calle y me dice: “mamá, tiro, tati”. 

Yo trato de disfrazar todo, pero a ella no se le olvida. Y me pregunto, ellos quieren sancionar a mi esposo por tantos años, y entonces, ¿por qué no sancionan a estos que cometieron tantos delitos frente a mis hijos que no debían culpas de nada? 



Audio de la hija de Marbelis Vázquez y Daniel Joel Cárdenas Díaz.


¿Pusiste una denuncia en fiscalía militar?

Sí, la puse ante el fiscal César Alberto Bacallao Jiménez. ¿Y sabes cuál fue su respuesta? Que ellos habían actuado así porque tenían información que mi esposo era muy agresivo, además de que era grande, fuerte y portaba un arma. Le pregunté: “¿Dónde está?, porque no la usó”. Y su respuesta fue: “Eso no lo investigamos”.

Le pedí una copia del documento que decía eso y me lo negaron. Me dijeron que la fiscalía no permite dar documentos y solo me dieron el número de expediente de mi denuncia.

La semana pasada me llama una fiscal, Alegnys, así se identificó, que el sábado fuera a la PNR de mi provincia a las 9 de la mañana. Le pregunto que para qué si ya mi esposo estaba sentenciado, que no quería saber más nada, que todo lo de ellos era una mentira y me dice que para conversar. Un sábado a las 9 de la mañana para conversar. Ella quería que le dijera dónde me encontraba viviendo, porque vivo muy lejos ahora después de la detención en la otra casa. 

El sábado me volvieron a llamar para que me presentara al otro día. El domingo fui a ver a la fiscal a las 9:30 de la mañana por ahí. ¿Tú sabes para qué me quería? Para darle respuesta a una queja que había presentado al Consejo de Estado en La Habana, al Comité Central, que había hecho por correo. Yo había hecho una queja debido a la mala actuación que hicieron con mi esposo y que no tengo conocimiento del proceso cómo iba antes del día del juicio.

Ella me explica que eso tenía que haberme llegado antes del juicio para que el abogado mío interactuara y que ellos buscaran información y fueran al juicio con las cosas necesarias y mi esposo no hubiese sido condenado injustamente. Pero como llegó tarde me dijo que cuando me llegara la sentencia tenía diez días para apelar, y que en ese trámite puede ser que le baje un poco más los años a mi esposo. 

Y yo le dije: “No, pero yo no quiero que le baje un poco más los años a mi esposo, porque mi esposo no es un asesino, como lo pusieron que era, no es un delincuente. Él simplemente es un padre de familia que hizo lo que la mitad del pueblo de Cuba hizo. Nuestro comandante cuando atacó al Cuartel Moncada, hubo derrame de sangre, hubo bombas, hubo muertos, hubo heridos, y nuestro comandante fue sentenciado a quince años de prisión, y su hermano Raúl a trece años, y solamente cumplieron veintidós meses en prisión. Y sin embargo mi esposo que no mató a nadie, que no dio un tiro, que no hizo nada, simplemente se manifestó, le han echado quince años como si hubiese matado a una persona”. 

Ella se quedó muy impresionada por la forma en que yo le estaba hablando. Y le saqué una sentencia de un preso que está ahí con mi esposo, que se la dio para que se lo enseñara al abogado de ellos, y le dije: “Mira, este señor está preso con mi esposo, este señor cogió un bate y rompió todos los cristales de las tiendas en la calle Real, las tiendas MLC. Y a este señor le echaron seis años de cárcel nada más, lo sancionaron por sabotaje igual que mi esposo, pero lo pusieron un marco sancionador de dos a diez años. Sin embargo, a mi esposo por nada más coger un filtro que estaba en el piso y lanzarlo hacia una pista que no había nada, ni carros, simplemente una pista donde se parquean los carros a echar combustible, le piden trece años y dos por desorden público. Quiere decir que mi esposo lo están sancionando por sabotaje en un marco sancionador de alto rango, que es un sabotaje que pertenece a que tú pones bombas, no a lo que él hizo. Lo están sancionando mal”. Así mismo se lo dije. 

Ella abrió a los ojos, se calló la boca, no hablaba nada. Y ahí me dio una “muela”, que pensara en mis hijos, que no fuera a manifestarme que mi esposo me necesitaba. Le dije: “Sí, pero ustedes no están pensando en que él me necesita, porque ustedes le dieron la oportunidad a muchos que los cogieron, le pusieron una multa y los soltaron. A mi esposo podrían habérselo dado y no lo hicieron”.

Y entonces quería que yo firmara un papel que ella escribió ahí, como que ella me había dado respuesta y dejó un espacio en blanco. Le dije que yo no iba a firmar ningún documento si no podía darme copia, y me levanté y me fui.

¿Te han amenazado por las denuncias que has realizado?

Antes del 15 de noviembre fui citada a la PNR, desde las 2 hasta la 7 de la tarde, y me hicieron firmar tres cartas de advertencia, si no, no me soltaban. Para que yo no saliera a la calle el día 15. Y me decían que yo era mal mirada por ser la esposa de Daniel Joel Cárdenas.

Nadie sabía de mí ese día, no pude ni llamar para que me recogieran mis hijos a la 5 de la tarde en el cuido. Cuando salí todos estaban como locos buscándome.

Hace un mes que fuimos para casa de mi papá y ahora dos semanas que permutamos la casa, pero créeme, que tengo mucho miedo. No me siento segura, porque sé que ellos están locos por eliminarme. Soy su único testigo. A mi niña de 12 años siempre le doy todos los contactos por si algo me sucede. Porque ya se lo sucio que ellos juegan y se limpian las manos y quedan como buenos.


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Marbelis Vázquez y Daniel Joel Cárdenas Díaz.


Esa foto fue en el cumpleaños pasado de él. Siempre hacíamos cada año una alcancía trabajando para en ese día ir juntos a un hotel en Varadero.

Sinceramente, él es excelente padre y esposo. Siempre quiso tener hijos y nunca los tuvo, y nos conocimos, creamos nuestra familia, tuvimos nuestros gemelos y él a mi lado jamás me falló un día. Nunca me dejó sola, ni en mi embarazo. Me acompañaba a cada consulta, a ir de compras, a limpiar, a cocinar, a cuidar de sus hijos, bañarlos, darles de comer.

Voy a luchar por él hasta tenerlo nuevamente. No me daré por vencida.




Notas:
[1] La aplicación de condenas políticas por el delito de sabotaje no es una práctica nueva en Cuba. En el Capítulo IV del reporte anual de 1999 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre Cuba, se refiere que, de acuerdo con organizaciones independientes, había 71 presos que fueron “procesados sin las debidas garantías judiciales o encausadas con cargos no probados” por este delito, cumpliendo sanciones de entre 3 y 24 años. El Capítulo II del reporte anual de 1979 de la misma organización refiere al menos un caso similar. 
En junio de 2021, el opositor Ángel Castro Carrera fue condenado por un Tribunal Militar a 6 años de prisión por un supuesto delito de “sabotaje”, acusado de destruir los cristales de una tienda en MLC en la localidad de Santiago de la Vegas. En marzo de 2021, Miguel Ángel Rodríguez Batista, Raidel Sánchez Mayedo, Joaquín Camejo Corrales y Lázaro Yerson Ramos Salín fueron condenados a penas de entre 17 y 24 años de privación de libertad, y Yoandris Ortiz Meriño, a 3 años, por “otros actos contra la seguridad del Estado”, acusados por los hechos relacionados con el descarrilamiento del tren que cubre la ruta Mariel-Habana-Cárdenas, presentado como un supuesto sabotaje financiado por un ciudadano de origen cubano residente en Estados Unidos. Según reportó DIARIO DE CUBA las autoridades manejaron el caso como un tema político y la confesión de los acusados fue obtenida bajo presión.
En la década de los 60’ en Cuba fiscales militares como Manuel “Barbarroja” Piñeiro Losada, Fernando Flores Ibarra “Charco de Sangre”, Pelayo Fernández Rubio “Pelayito Paredón” fueron responsables de aplicar condenas políticas a civiles en los llamados Tribunales Revolucionarios.




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