Un año


Jorge de Armas en Hypermedia Live.


Usted es un penco envuelto en uniforme”, le dijo al policía que entró en su casa sin una orden y sin su permiso. Lo dijo Denis Solís, en directo, enfrentándose al oficial atónito y sin palabras, y de paso, también a todo un régimen. No hacía mucho que el rapero se había tatuado “Cambio Cuba Libre” y gritó desde Facebook: “Comunistas, ahora sí me van a tener que arrancar la piel del pecho”.

Denis Solís fue detenido el 9 de noviembre del año pasado. Dos días después fue condenado, en un juicio sumario y sin abogado, a cumplir ocho meses de prisión por el supuesto delito de desacato.

Esto pasó hace un año y, para muchos, ese día, Cuba despertó.

El Movimiento San Isidro no lo dejó solo. Primero fueron a Cuba y Chacón, una oscura estación de policía en Habana Vieja; luego presentaron un hábeas corpus y fueron al vivac. Desde ahí, supieron que lo habían trasladado a la prisión de Valle Grande

A partir de ese momento todo se precipitó. 

El lunes 16 de noviembre, miembros del Movimiento San Isidro, acompañados de otros activistas hasta un total de 15 deciden acuartelarse como protesta por las injusticias cometidas contra Denis Solís.

Dos días después, el 18, Luis Manuel Otero Alcántara, Maykel Osorbo, Iliana Hernández, Esteban Rodríguez, Katherine Bisquet, Osmani Pardo, Yasser Castellanos, Adrián Rubio y Oscar Casanella se declaran en huelga de hambre e inician un encierro en la sede del Movimiento. Anamely Ramos, quien acompaña a los huelguistas desde el primer día, se une al ayuno días después. Omara Ruiz Urquiola, Abu Duyanah Tamayo, Jorge Luis Capote y Aneyll Valdés Cruz, se mantuvieron en San Isidro acompañando a los huelguistas. 

A poco más de una semana de iniciado el ayuno, el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez viaja desde Estados Unidos y se une a la protesta. 

Fue hace un año y Cuba, desde ese día, no fue la misma.

La Seguridad del Estado no tuvo piedad. Ni liberó a Denis Solís ni permitió a los huelguistas decidir por ellos. La noche del 26 de noviembre, agentes disfrazados de médicos entraron a la fuerza, desalojaron la sede y detuvieron a los activistas.

Esa noche, hace ya un año, la dictadura se equivocó.

Al día siguiente, más de 300 jóvenes, artistas, intelectuales y activistas se concentraron frente al Ministerio de Cultura en solidaridad con los represaliados de San Isidro. Leyeron poemas, cantaron el Himno Nacional, exigieron ver al ministro. Doce horas después, la institución gubernamental los recibió. Al viceministro Fernando Rojas le encargaron dar la cara.

La reunión fue tensa. Katherine Bisquet leyó las demandas:

-Revisión y transparencia del proceso judicial contra Denis Solís.

-Libertad para Luis Manuel Otero Alcántara (LMOA).

-Derecho a tener derechos, libertad de expresión, libre creación y disenso.

-Cese de la difamación y descrédito por parte de los medios oficiales.

-Reconocimiento y respeto al posicionamiento independiente.

-No más violencia policial, no más odio político.

Fernando Rojas asentía, o tomaba notas. Evadía respuestas concretas e intentaba desvirtuar la reunión: “Vamos a trabajar en eso, sí, vamos a analizarlo…”. Es en ese momento que Juliana Rabelo le pregunta: “¿Me puede explicar entonces en qué consiste su trabajo?”. “Yo no tengo que darte cuentas de mi trabajo”, le respondió el viceministro.

Esa respuesta y la “orden de combate está dada” son una y la misma. Ambas confirman el secuestro del espacio público por el totalitarismo de partido único. Ambas representan el fracaso de un modelo que solo puede acudir al autoritarismo y que desprecia profundamente al ciudadano

En esa reunión, ese día, hace ya un año, la dictadura se tambaleó.

A San Isidro, Cuba le debe el surgimiento del opositor ciudadano, sin afiliación partidista o ideológica. Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Osorbo son ciudadanos, cansados de que le nieguen serlo.

A San Isidro y al 27N, Cuba le debe el despertar de la conciencia cívica. En la diáspora vivimos una repolitización del pensamiento público y la unión de fuerzas en pro de la nueva República. 

Ese noviembre, hace ya un año, Cuba cambió.




camila-lobon

Camila

Jorge de Armas

Sentí que Pablo Milanés cantaba a una Cuba que solo existe en los anhelos de quien la quiere libre. Pablo cantaba en futuro; Camila lloró, y ya no dejó de hacerlo en ninguna canción.





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1 Comentario
  1. Lo del ‘surgimiento del opositor ciudadano’, es una insultante afrenta a miles de ‘opositores ciudadanos’ a traves de los 62 anos de dictadura. O es por una enorme ignorancia, o por una indigna prepotencia. Por favor informese.

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