De tanto guanchismo tengo hasta mareo

Más de 600 presos políticos, 48 de ellos menores, y todavía hay quienes prefieren defender al régimen y olvidarse de los que sufren.  

Tras dos años de pandemia y 63 de totalitarismo, se está consolidando en el ámbito intelectual cubano el “guanchismo” como emboscada la inteligencia del lector.  El guanchismo es la crítica acrítica, ese decir sin decir, esa forma de enmascarar el colaboracionismo, o la cobardía, en el traslado de las soluciones hacia lo externo.  El guanchismo cree, al igual que el régimen, que las presiones externas, el “bloqueo” o la “mafia de Miami” son los culpables de la situación en Cuba.

Los guanchistas niegan el totalitarismo y adoptan la estructura estatal cubana como histórica y necesaria.  Su discurso busca legitimar la posibilidad de un socialismo cubano histórico y próspero y lo que es peor, abrazan la idea de lo “revolucionario”, siguiendo la tesis de Castro el mayor de cambiar todo lo que tenga que ser cambiado para seguir en el mismo sitio.  

Lo “revolucionario” es una categoría en la cual se refugia el historicismo comunista cubano. Al carecer de verosimilitud y pertinencia, los cultores del guanchismo lo intentan dotar de soporte histórico. Sin pudor, tal como lo hizo Castro el mayor, manipulan conceptos sociales a conveniencia.

Otros guanchistas nos hablan del “estado socialista de derecho”.  Es mentira, es un cuento chino para enmascarar adhesión al régimen y confianza en la perfectibilidad del sistema. Las tesis que defiende Julio Fernández Estrada, que coinciden en buena medida con las de Julio César Guanche, otorgan legitimidad al sistema institucional cubano obviando lo esencial:  las instituciones no son funcionalmente independientes y están regidas por políticas partidistas y no civiles.

El “estado socialista de derecho” es una estrategia servil de apoyo y sumisión al régimen.  El sistema socialista, de probada ineficacia, deriva en totalitarismo por, precisamente, ser ineficaz.  

Cuando Guanche escribe que “Si bien el ´socialismo real´ pudo existir sin democracia, la democracia del futuro no puede existir sin un nuevo socialismo” y que por esta razón “el futuro democrático de Cuba ha de ser, si quiere conseguirlo, más socialista” en un texto donde Julio Fernandez Estrada afirma que, y leamos esto detenidamente, “Por la respuesta positiva de la mayoría de la población a la pregunta de si queríamos seguir siendo un Estado socialista, se propuso de la Constitución recogiera, ahora como clausula de intangibilidad, el carácter irrevocable del socialismo en Cuba” ambos pensadores otorgan valor y legitimidad a un sistema que ha dañado profundamente la estructura de funcionamiento social, destruido las relaciones de presión necesaria entre el pueblo y sus instituciones además de condenar a todo un país a la inmovilidad.

Dicha clausula de intangibilidad es una aberración jurídica y un atentado democrático.  No surge de la “respuesta positiva de la mayoría de la población”, es el resultado directo del miedo de Castro el mayor ante la fuerza del Proyecto Varela que usó las propias estructuras de participación del régimen para proponer un cambio. No se puede legislar a futuro.  Este único acto niega la supuesta dialéctica socialista y también, ya puestos, el concepto de revolución (siempre en minúsculas) del propio Castro el mayor. 

¿Estado socialista de derecho? más bien de desecho, diría yo.

Los guanchistas también critican de forma inclusiva a la social democracia, algo afín a las tesis que defiende Arturo López-Levy.  El académico juega con minimizar el aspecto democrático y maximiza el social con el objetivo de acercarlo a un modelo que, aunque parezca novedoso y diferente al cubano, no moleste a quienes detentan el poder. Para López-Levy, una elección pluripartidista en Cuba “es otorgar a la derecha cubana una ventaja que nunca ha merecido” o sea, la democracia es una ventaja que quienes pensamos distinto del totalitarismo no merecemos.

 Y en medio de este panorama, aparece un tal Yosvani Oliva Iglesias que es capaz de comparar el sistema centralizado de empresas como Apple y Amazon con el centralismo totalitario del régimen cubano y decir que, por esa razón, es legitimo y funcional, en fin…

 La insensatez del guanchismo conduce a estos dislates. Cosas peores veremos.

Me repito: más de 600 presos políticos, 48 de ellos menores, y todavía hay quienes prefieren defender al régimen y olvidarse de los que sufren.  


© Imagen de portada: Daniel Fazio




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La voz de su amo

Jorge de Armas

La ficción del proyecto social cubano despojó de sentido a palabras y conceptos. De tanto uso, Castro el mayor logró que revolución o soberanía fueran palabras tan vacías como patria o, incluso, muerte.






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4 Comentarios
  1. En tanto a Democracia, esta “defensa” de la derecha no se diferencia en nada de la que le critica al gobierno; no se puede proclamar democracia callando a los que no coinciden con nosotros, en tanto a nacionalismo y/o patriotismo, ignora la importancia y contribuciones de la izquierda en los movimientos nacionalista que antecedieron al proceso actual, parece más resentimiento personal que crítica seria a las posiciones y argumentos de Guanche y Fernández.

  2. Qué manera de hablar boberías en éste texto, Jorge de Armas. De mezcla cosas, de traer cosas por los pelos, de sacar de contexto, de componer ideas cómo su imaginación alucinada le dicta, sin poner ni un pie en la realidad.
    Cómo te (les) pica que haya gente que quiera pensar Cuba y que no quiera ser un soldado del imperio. Hay muchos que condenamos el bloqueo genocida con la misma fuerza que condenamos todos los atropellos que comete el gobierno de Cuba, pero eso no le entra en su cabeza reducida.
    Yo le aconsejaría que siga con el mismo autor que usa en la alegoría barata del título de su artículo, pero que cambie de canción y vaya bajanda con su mediocridad a cuestas.

  3. Jorge, pues coincido plenamente contigo, el guanchismo y sus amigos es el oportunismo político cómplice de la represión en Cuba. Basado en sus deseos personales, arguyen francas mentiras en su apoyo. El 11 de julio fue un estallido popular contra ese caos permanente e inservible que ha creado en la vida cotidiana la dictadura estalinista totalitaria hace 63 años. Hoy Cuba es una República platanera de generales sin batallas y doctores fraudes. No pueden apoyarse estos mentirosos en mayorías que no existen -si alguno de ellos cree en los resultados del referendo del 2019, lo que tienen que volver es a la primaria, cifras fabricadas a puertas cerradas y sin control público, son cifras falsas- No tienen forma de probar ni una sola de sus declaraciones porque todo lo tejen, como el discurso oficial, al margen de la sociedad. Si a estas alturas defienden una institucionalidad estalinista totalitaria, es que no saben nada de instituciones y políticas públicas fuera de Cuba, así, esa es la postura del «aldeano vanidoso», que intencionalmente se hace el ignorante y no habla del asunto. República, no tenemos es sólo un nombre hueco, instituciones podridas por el estalinismo totalitario, por eso la administración pública no funciona, y la administración de justicia tampoco, Remigio Ferro decide que las instituciones y las leyes establecen que la institucionalidad estalinista es «juez y parte» y ninguno de estos guanchistas señalan tal aberración. Repito, no creo que es desconocimiento sino ignorancia interesada para respaldar una dictadura que demuestra todos los días su inoperancia. Terrible y más grave es que estos oportunistas le den la espalda a los 727 presos políticos, violados en sus derechos en las cárceles porque sus carceleros como el propio gobierno no respetan las leyes Mandela. Hoy en Cuba, hay 842 presos políticos, 70 mujeres presas políticas y 15 menores de edad presos políticos. Se permiten estos oportunistas declarar que en Cuba hay derechos pero que no hay cultura política y jurídica para aplicarlos, lo cual es otra aberración, todos sabiendo que no se puede reivindicar ninguno ni reclamarlos por las leyes, instituciones y políticas públicas realmente existentes. Cada vez que me mencionan el embargo norteamericano los remito a GAESA, al PCC y a los gorilones del MININT en su absoluta arbitrariedad, sin control público, y exijo directamente el boicot mundial contra la dictadura cubana como hizo la comunidad internacional contra el apartheid en Sudáfrica. En 70 años los cubanos no hemos podido elegir a nuestros representantes. Es una verdadera desfachatez, declarar que Cuba es una República, a no ser que se vacíe este concepto de todo sentido. Ya no tengo paciencia con los oportunistas de izquierda, pertenecientes a una izquierda colonial que pisotea nuestros derechos, dentro y fuera de Cuba.

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