Gladys Garrote sobre La revolución digital


Gladys Garrote en Hypermedia Live.


Llevo un año intentando entender el mundo de los criptoactivos, las blockchains, los NFT y su impacto en la creación, circulación y consumo del arte. Mi vocación profesional procura ir comprendiendo los procesos, registrándolos y creando vínculos que me permitan luego derivarlos en una suerte de saber para otros. Pienso en hablarles de esto a mis estudiantes, desarrollar un estudio de posgrado. Dejarlo por escrito. Pero, ¿cómo capturar desde una narrativa historiográfica un proceso que es hipermedial y que solo es posible guardar con la capacidad de procesamiento de cientos de computadoras? 

Aun con conciencia de mis limitaciones para lograr un registro certero de los sucesos, voy a aprovechar este espacio regular en la revista para ir dejando algunas claves importantes que permitan entender lo que ha venido pasando con el arte que existe en el universo cripto:

Para una introducción al tema, hay que comprender primero lo que es la blockchain y cuáles son sus características principales. 

La tecnología de cadena de bloque pareciera ser una de las innovaciones tecnológicas más relevantes desde el surgimiento del Internet. Funciona, en esencia, como un gran libro de contabilidad. Su valor está, por un lado, en que es descentralizada y, por otro, en su capacidad para constatar trazabilidad y procedencia de los activos que existen en ella. 

En la blockchain se registran los tokens no fungibles,[1] más conocidos como NFT por sus siglas en inglés (Non Fungible Token). Los NFT funcionan como certificados de autenticidad que dan valor de escasez a activos digitales. Por su singularidad, no pueden ser intercambiados por otros y su historial se registra en la cadena de bloque desde su creación. Esta tecnología ha permitido darle valor de “original” a producciones de naturaleza digital y que, por tanto, puedan ser poseídas. La cualidad de “objeto finito” que se le brinda al archivo digital ha permitido que surjan mercados para ello.

De estos mercados, uno de los que más se ha desarrollado hasta el momento es el de las artes visuales; cuya alza se ha mantenido creciente desde finales de 2020, motivada principalmente por el volumen de venta y el récord de precios de la reventa alcanzado por obras de artistas como Beepel. Este particular mercado de arte existe en Internet a partir de plataformas que brindan el servicio de convertir el archivo digital en NFT y distribuirlo. Para acceder a muchos de estos marketplaces solo se necesita una billetera digital[2], criptomonedas y conexión a la red de redes.


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La revolución digital: Primer acercamiento

Gladys Garrote

Por primera vez en el arte contemporáneo, un grupo amplio de artistas cubanos residentes en Cuba no dependen de un mercado turístico para comercializar su trabajo.





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