We Return AIDS

Es el necropoder en su máxima expresión. 

Es la enzima transcriptasa inversa, sintetizando ADN vírico para infectar todo el cuerpo huésped. 

Es la cabeza del cancerbero desarrollando tres cabezas más. 

Es la cantidad de células T CD4 no infectadas, por milímetro cúbico de sangre, necesarias para sobrevivir. 

Es la primera cabeza para el Estado soberano controlador de la muerte. 

Son las 22 infecciones o cánceres oportunistas que puede llegar a desarrollar el virus en tu cuerpo.

Es la segunda cabeza para el Estado disciplinario controlador de la vida.

Es la sangre. La esperma. La saliva. La leche materna. Los fluidos vaginales. Las membranas mucosas. Las secreciones del tracto genital. El sudor. Las lágrimas y el tejido nervioso.

Es la tercera cabeza para el Estado farmacopornográfico inyectando en tu cuerpo los mecanismos de control de la muerte y la vida.

Son los homosexuales. Los heroinómanos. Los hemofílicos. Los haitianos. Es la construcción ideológica del virus.

Son los 40 millones de infectados. Los 20 millones de infectados sin acceso a atención médica. Es la cantidad de infectados desconocedores de su condición de infectados.

Es Cuba llegando. El gobierno de Cuba llegando.

Son los activistas de Act Up entregándote folleticos en la calle para hacerte saber que no es el virus el que mata. 

Eres tú avanzando medio metro y tirando el folletico a la basura.

Es Sue Williamson enferma de escuchar al presidente Mbeki decir que el VIH no causa el Sida. 

Son las brigadas internacionalistas de médicos cubanos enviadas a África para ayudar en la crisis sanitaria desatada por la enfermedad.

Es Bárbara Hammer bailando lésbicamente con la calavera de su amante.

Son los 4000 dólares de coste mensual de la triple terapia para una persona seropositiva. 

Es Jessica Whitbread contemplando felizmente cómo su enfermedad paga tu hipoteca. 

Es el incremento del profit anual de las ventas de la pastilla.

Es Meredith Monk cantándote una canción de cuna con la que no podrás dormir.

Son los avances victoriosos de los médicos cubanos en las investigaciones científicas de desarrollo de la cura del Sida.

Es Franc More pintando un lazo rojo con su propia sangre. Es Kia Labeija enseñándote las fotos de su infancia, vestida nada más que con lazos rojos. 

Es la instalación eficiente, a lo largo y ancho de toda la Isla, de una red de atención y cuidados a los pacientes seropositivos.

Es Jeremy Irons luciendo el lazo rojo en la alfombra roja. Es la prensa haciéndote saber que es la primera aparición pública del lazo.

Son las condiciones inmejorables de los sanatorios y las clínicas nacionales.

Es Pepe Espaliú utilizando un palanquín humano para avanzar descalzo, sin tocar el suelo, enseñándote la diferencia entre caring and carrying, entre cuidar y acarrear.

Es la Organización Mundial de la Salud decretando el 1ro de diciembre Día Mundial del Sida. Es Gilead, es GlaxoSmithKline, es Merck & Co. descorchando un champán para unirse a la celebración.

Es Pilar Albarracín exigiéndote que no te pongas el pin del lacito en la solapa de la chaqueta, sino en la piel de tu pecho.

Es la vacuna que no llega. Es Daniel O’Day rezando para que no llegue.

Es Foucault adentrándose cada noche en los barrios bajos del París musulmán, para recibir su dosis diaria de paliza amorosa.

Es la Organización de Naciones Unidas utilizando un mural de Keith Haring para su campaña internacional de lucha contra el Sida.

Son las saunas de San Francisco. Las mazmorras de Berlín. Los sótanos de Ámsterdam. Los áticos de Copenhague. Los callejones oscuros de La Habana. Los descampados de Estambul. Las ruinas de Tel Aviv. 

Es la campaña anual del CENESEX.

Es Pepe Miralles preguntándote cuántos kilómetros de playa, cuántas horas de sol, cuántos muertos de Sida.

Son las armas biológicas. Los crímenes de lesa humanidad.

Es Madame Michelle Bachelet perfumándose cada mañana antes de ir a trabajar, tal vez con Chanel del 5.

Es Tracy Rhoades enseñándote a moverte en el espacio físico que deja la muerte.

Son los cinco días de huelga de hambre, sed y medicamentos en las afueras de la sede de la Organización de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, a los que se debe someter un ciudadano para ejercer su derecho de ser legalmente escuchado.

Es el viaje. El chemsex. El Ácido. La Heroína. El Opio. La Ketamina. El Éxtasis. El Popper. Es el culo abriéndose en 90 segundos como una amapola.

Es la ONU concediendo a un ciudadano 90 segundos de discurso para denunciar toda una vida de violencia y maltrato

Es el sexo seguro. El preservativo. El índice de riesgo. 

Son las activistas de Radical Gay haciéndote saber que usar condón es siempre un acto subversivo.

Son los 194 países del globo terráqueo, pertenecientes a la ONU, violando a diario los derechos de todos sus ciudadanos. 

Son las bolleras de LSD enseñándote a ponerte correctamente unos guantes, enseñándote a dominar perfectamente un cuadrilátero.

Son los observadores de derechos humanos sentados en sus oficinas del hemisferio norte, sin dar abasto, desbordados de tanto trabajo. 

Es el condón químico. La profilaxis pre-expositiva. 

Son los millones de “pacientes seronegativos” convirtiéndose rápidamente en consumidores de la Truvada.

Son las organizaciones no gubernamentales convirtiéndose en organizaciones muy gubernamentales.

Es Guillaume Dustan singando sin preservativo, metiéndose lo que sea sin preservativo. 

Es el barebacking. Los bug chasers. Los gift givers. La ruleta rusa. Las fiestas de conversión. El sexo con la muerte.

Es el desacato a la autoridad. La violación del protocolo. 

Es el representante de Cuba interrumpiendo. 

Es Félix González-Torres repartiendo caramelos gratis en una galería. Es la galería quedándose sin caramelos. 

Es el cuerpo de Félix González-Torres quedándose sin linfocitos. 

Es la comunidad. 

Es el rechazo de la comunidad.

Es Michele Barker apuntándote con su pistola y obligándote a tener sexo con ella, obligándote a tener sexo con cualquier mujer seropositiva.

Es algo oscuro y monstruoso. Es algo líquido e invisible. Es el micrófono apagándose.

Es Donna Ann McAdams dejando su corazón expuesto ante la plaga. Es Cleve Jones envolviendo el corazón en una manta.

Es la fortaleza mental y emocional de Madame Michelle Bachelet para continuar perfumándose cada mañana antes de ir a trabajar, tal vez con Chanel del 5.

Es Cookie Mueller luciendo soberbia las joyas que le diseñó su marido, en su último photoshooting dentro de su ataúd. 

Es Pedro Lemebel en la marcha de Stonewall, devolviendo el Sida de Chile a los EE. UU. 

Es Ariel Ruiz Urquiola en el pleno de las Naciones Unidas, devolviéndole el Sida a Cuba.

Es David Wojnarowicz contrayendo, junto con el virus, una sociedad enferma. 

Somos todos nosotros devolviendo esta sociedad nuestra, que es la verdadera enfermedad.





Flores para los perdedores - Ana Lourdes

Flores para los perdedores

Ana Lourdes

La gramática del poder necesita un objeto sobre el cual ejercer su acción. Incluso cuando los artistas se las han ingeniado para subvertir el poder, los círculos de poderse las han ingeniado aún más para anular dicha subversión. Tal vez la subversión solo es posible allí donde la sombra de la mano legitimadora no alcanza.


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