Carlos Varela: un grito de libertad y una cortina de humo

Carlos Varela es también una válvula de escape. Y sí, es hermoso que ayer el público haya gritado “libertad” en su concierto. Pero entiendan que, en primer lugar, Carlos Varela toca porque el régimen cubano necesita que ese sector de la juventud, que grita “libertad”, se desahogue. No en balde la mayoría de los que queremos a Cuba libre amamos a Varela. Pero esto es otra cosa. La libertad del cubano comenzará cuando entienda que es mejor quedarse en casa un domingo por la noche que ir a un evento orquestado por el régimen cubano en el que dejarán tocar a Carlos Varela, en un espacio controlado, para que tengas la sensación de sentirte libre, como en una habitación de pánico.

Y eso es porque, en el fondo, Carlos Varela solo ha sido otra víctima de esta puesta en escena macabra que es la dictadura más longeva de América Latina.

Y no solo él, sino varios de los artistas cubanos que aún hoy no se atreven a denunciar las atrocidades que comete el régimen cubano todos los días.

Si los gritos de “libertad” fueron emocionantes para todos los espectadores que acudieron al concierto del trovador, imaginen si el propio Varela se hubiera tomado 30 segundos para pedir la liberación de los presos políticos, para pedir la liberación inmediata de sus colegas Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo (Obsorbo), para pedir el respeto por los derechos humanos y un cambio democrático para Cuba. ¿Se imaginan?

Pero tal cosa no ocurrió; si no, el coliseo de la Ciudad Deportiva se hubiera caído de verdad. 

Si el régimen hubiera tenido la más mínima sospecha de que algo así podría ocurrir, no lo habría dejado tocar como lo ha hecho en tantas otras ocasiones, suspendiéndole conciertos a través de todos estos años por el temor de que fueran un detonante político que no pudieran controlar. Carlos Varela tocó en La Habana porque no suponía una amenaza política

Por eso es que su concierto de ayer fue una cortina de humo, que solo sirve para lavarle la cara a un régimen que se aprovecha del dolor de cada cubano para lograr su único interés: que no es otra cosa que su perpetuación en el poder. Y, de paso, seguir enviando señales inequívocas al gobierno de Estados Unidos de que esta vez sí cambiaron, de que ya no le pegarán más a su esposa y de que no armarán berrinche porque la comida no esté.

Ojo, Carlos Varela, con todo su estatus social, ha pedido por la liberación de Luis Manuel Otero Alcántara en otros años, como deberían hacerlo ya no solo los artistas, sino cada cubano que sienta respeto por la vida de un hermano que ha sido encerrado solo por decir “esta boca es mía”. Es esta, aunque no lo crean, una cuestión clave para la liberación de la isla-cárcel. Porque si bien ya casi todos sabemos que el cuento sobre Cuba está mal contado, no es hasta que una personalidad se pronuncia al respecto, que toma el contexto legítimo y necesario para aceptarlo como una verdad absoluta. De hecho, fue esta una de las claves, entre tantas, para el estallido social del 11 de julio de 2021.

Cuando los cubanos vieron que sus artistas internacionales favoritos, personalidades mundiales, comenzaron a pedir ayuda bajo la etiqueta #SOSCuba por el colapso sanitario que estaba sufriendo Cuba, entendieron que sí, que el problema era real y la dictadura también. Y si lo dice el músico o la artista porno que amas desde niño, es porque tienen razón y no hay dictadura que detenga eso. 

Por eso es mejor quedarse en casa un domingo por la noche sin nada que hacer, antes que formar parte de ese circo. Un circo que hoy está siendo utilizado por los lacayos del régimen para también mandar una señal inequívoca de que Cuba sí está cambiando porque, ¿en qué dictadura se da un concierto de un artista contestario y su público grita libertad?

Súmale la supuesta alerta de bomba en el Hotel Tulipán en Nuevo Vedado, en la que todos los medios oficiales se movilizaron como la mente colmena que son para desmentir el hecho y acusar a la comunidad de Miami, diciendo que la llamada había salido de esa ciudad. Si estuviéramos en Alemania lo creería y estaría aterrorizado, pero estamos en una isla-cárcel en la que no existe acceso a armas y explosivos porque están prohibidos. Todo eso queda, sin distinción, en manos de la dictadura mafiosa y militar que ha regido en el poder desde 1959. Convirtiéndose, de manera conveniente, la alerta de bomba en una distracción para lo verdaderamente importante hoy: los juicios políticos de Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo.

Lo menos que podía hacer Carlos Varela ayer era, como escribí arriba, pedir por la liberación de sus colegas presos injustamente, que son, como él, artistas de talla mundial a pesar de su juventud.

Pero lamentablemente no sucedió y algunos dirán: el escritor (yo) la ha cogido con Carlos Varela, que es de los que siempre ha puesto su música en función de denunciar a la dictadura y ha servido como carta magna de las generaciones que lo siguen a todas partes. Pero es justo a él —y a esos como él—, que tiene conocimiento de causa, a quien debemos exigirle; más ahora en que el arte está siendo encerrado por hablar de libertad. La misma palabra que se gritó de manera hermosa ayer por la noche entre el público, allí, en un concierto orquestado por el régimen, dentro de un espacio controlado por la Seguridad del Estado, donde los jóvenes tuvieron la sensación de ser un poquito más libres, como en la Matrix.  




© Imagen de portada: Alejandro Alfonso Regueiro.




Ariel Maceo Téllez

Ariel Maceo Téllez

Ariel Maceo Téllez

“Papa, estas pálido”, me volvió a decir. Entonces fue cuando reaccione. Revisé el bolso y me puse un pulóver seco. Todos bajamos de la grada y nos acomodamos en los bancos que tiene el Saborit. Aún no llegaba ninguna noticia del hospital.






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4 Comentarios
  1. Toda la razón con este texto, fue muy gratificante escuchar esos gritos de #Libertad, pero sucedió hasta ahí porque se sabía, al menos hasta cierto punto, que no suponía un terror para la #Dictadura. Un aplauso para Carlos Varela y todos los que hemls crecido con su música, pero el pueblo cubanl debe acabar de darse cuenta que no hace falta un festival musical, o un Carlos Varela para gritar a viva voz, LIBERTAD Y MANIFESTARNOS EN CONTRA DEL RÉGIMEN DICTATORIAL QUE NOS DES-GOBIERNA HACE 63 AÑOS.
    #PatriaYVida
    #EnCubaHayUnaDictadura
    #LibertadParaLosPresosPolíticos
    #FreeMaykelOsorbo
    #FreeLuisManuelOteroAlcántara
    ☕️☕️☕️☕️☕️👆👆👆👆👆

  2. Muy de acuerdo contigo Ariel. Amo la música de Carlitos Varela, pero las cosas por su nombre. Basta ya de dibujar con colores lo que prieto es. Saludos UN Abrazo

  3. Risible la manera en que se relatan los hechos.
    Cabe mencionar que el HWM es un evento “orquestado” (es que, las palabras, están de bomba!) por la familia Alfonso? Cabe mencionar que Equis mismo también ha gritado libertad en sus discos? Cabe recordar que a la familia Alfonso sólo le interesa el dinero y el arte? Y que es realmente al estado al que no le conviene dejar de hacer eventos como el HWM (políticos o no), porque son una de las mejores muestras culturales del “Régimen” a nivel nacional?
    Ariel Maceo, no será que estás haciendo tu lectura política presuponiendo hechos que realmente no están ahí?
    Por destacar algo, y no hacer de éste comentario un artículo anexo al pié de página: NO ES un requisito entrar al HWM con una ideología política específica, ni con un pudor político. Sí, te puedes buscar problemas en el ámbito profesional por no ser políticamente beneficioso para el estado, pero en última instancia el pudor político-diplomático era algo opcional (dependía de las gónadas del artista el acto de prononciarse por todo esto que bien comentas, desde la cómoda de tu escritorio). Curiosamente, en el caso de Carlos V., sólo se buscó problemas con un sector específico de los seguidores de la libertad de expresión en Cuba (no diré cuál, aunque se cae de la mata), mientras que otros sectores estan orgullosos de las palabras del artista (más que del estado, inclusive)… pero aquí me detengo. Porque creo que ya con esto tienes guías mentales un poco más tangibles y claras con las que pensar y mejorar tu discurso, que de otra manera está discapacitado desde su origen ideológico.
    Resumiendo:
    Quizás la libertad de algunos no es la misma que la libertad de otros (una sorpresa?). Me resta decir que lloro por el futuro de esta revista, que ha caído en el depauperante foso del liberalismo extremo en una época que no tiene (ni tendrá) lugar para ello dentro del pensamiento crítico, y que está por consiguiente, condenada al polvo y el olvido.

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