¿Qué haría Schopenhauer si viviera en un goshiwon?

Por estos días he estado viendo un programa en YouTube llamado Architectural Digest. Tal cual su significado: es un digestivo arquitectónico. Entonces, cada tarde, cuando termino de comer, y cada noche, cuando termino de cenar, veo una entrada de Architectural Digest para que mi arquitectura estomacal tenga un digestivo. 

Bien por mí. Gracias, YouTube. 

El programa trata sobre home tours por casas de famosos. Dita Von Teese, Tommy Hilfiger, Cara Delevingne, Liv Tyler, Maluma y otros más que se emocionan contando cómo consiguieron el plato cóncavo de su living, o cómo, a pesar de tener estufas espectaculares, jamás han pasado de utilizarlas para hacer té, o bagels

Si yo tuviera una estufa con horno la utilizaría mucho.

La verdad es que voy a mudarme a un departamento más pequeño y ando buscando ideas para hacer un armario, y un mueble, y un estante; todo Do It Yourself (DIY). Por alguna razón, me salió ese programa y el Schopenhauer que todos llevamos dentro, de repente, se me disparó. Cada cosa que he obtenido en la vida dejó de significar algo después de ver esas casas. En especial cuando vi las estufas. Lo de las estufas me traumó, porque les repito: si yo tuviera una estufa con horno la utilizaría mucho. 

No obstante, hay veces (pocas) en que me reconozco optimista, y empecé a buscar algunas similitudes entre esas casas y mi futuro departamento. Pero no encontré nada. Más bien, mi departamento nuevo parecía un goshiwon

Los goshiwon son minidepartamentos en Corea del Sur, apartamentos muy reducidos donde viven estudiantes, viajeros o personas con pocos ingresos económicos. En general, están pintados de blanco, tienen un gran ventanal y les entra mucha luz. No miden más de siete metros cuadrados. 

Mi nuevo departamento abarca más de siete metros cuadrados, pero está pintado de blanco, tiene ventanales en el salón y en las recámaras, y entra mucha luz. Además, las personas que viven en los goshiwon no tienen estufas con hornos. Son iguales a mí, que tampoco tengo (aunque si yo tuviera una estufa con horno, la utilizaría mucho). 

Entonces le di pausa a mi digestivo arquitectónico y, en las horas de no digestión, comencé a ver Goshiwon toursgoshiwons de filósofos, goshiwons de profesores, goshiwons de escritores, goshiwons de emigrantes. 

Sí, definitivamente yo encajaba más en un goshiwon. Respiré profundo para reprimir al Schopenhauer interior, que me incitaba a querer más. Schopenhauer decía que la voluntad es una forma de realidad indeterminada y eterna, con destellos metafísicos, que se da en la existencia humana; o más fácil: que la voluntad significa que siempre desearás más de lo que tienes, y que este es un sentimiento inseparable de la raza humana. 

Yo soy esa raza humana tras ver Architectural Digest

Yo soy esa raza humana cada vez que encuentro a alguien con más libros que yo. 

Yo soy esa raza humana cuando veo una estufa con horno en el supermercado. Si yo tuviera una estufa con horno… 

Pero ya, Schopi, ¡aléjate de mí!

Igual, los goshiwons están bien bonitos. Estos asiáticos son los mejores decorando. Todo minimal, todo limpio, todo llamativo sin perder la sensación de tranquilidad. Además, como le ponen esos filtros pastel a todo, las cosas se ven aún mejor. 

De dos de la tarde a ocho y media de la noche es el horario no digestivo en que me deleito viendo estos videos. Hasta he pensado ya en cómo podría hacer mi propio home tour y mandar el video a mis cercanos, que son los únicos interesados en esas cosas (mis cosas). También encontré una forma de hacer unos armarios DIY: solo debo comprar cortineros resistentes y, ahí mismo, colgar mi ropa. Luego, busco unos cajones, los pongo debajo del cortinero-ropero, y listo. 

Para crear sensación de amplitud, debo pintar de blanco los cajones y los cortineros, al igual que las macetas de mis plantas. De blanco o de rosa pastel, pero no me gusta el rosa pastel. 

Para hacer el mueble sólo necesito unos guacales, unos pallets y un serrucho. Tengo un serrucho. El resto es picar y juntar y ya. Ojo, debo pintarlo de blanco para crear la sensación de amplitud, la sensación de que en mi departamento no hace falta nada más porque está cundido de amor conyugal y tranquilidad vegetal. A mí el blanco me gusta, la verdad, porque me da la impresión de que estoy en un psiquiátrico y eso está cool. Pero bueno, la tranquilidad y los loqueros no son excluyentes. 

Voy a desechar algunos de los muebles de mi salón e intentaré dejar solamente los más grandes, porque dicen los asiáticos que en espacios reducidos es preferible pocos muebles grandes a muchos pequeños. Pondré puras cortinas blancas (blancas, blancas, blancas) semitransparentes para los ventanales. La vista que tendré es lo mejor. Solo veré azoteas, pero de un lado, más o menos, se ve el volcán Popocatépetl. Así que bien. ¡Yuju! 

Estas horas de inmersión en los goshiwon me ponen de buena. Siento que puedo hacerlo todo yo sola y que, pese al espacio, crearé maravillas. Y quién sabe, quizás el exceso de espacio lo único que significa es que el concepto de voluntad tiene más libertad para reproducirse, enredarse en las plantas, meterse en cada hueco vacío. 

También me hace sentir bien y conforme ser una filósofa, escritora, profesora, privilegiada, porque si vivera en Seúl quizás tendría que adecuarme a un máximo siete metros cuadrados, y acá tengo un departamento de dos recámaras, baño, living y cocina… cocina.

La cocina es pequeña, pero lo suficientemente grande para que le quepa un microondas, lo suficientemente grande para que le quepa una tostadora, lo suficientemente grande para que le quepa un refrigerador. Y lo suficientemente grande para que le quepa una estufa con horno. Una estufa con horno como las de Architectural Digest. Una estufa con horno para cocinar muchos pasteles. 




No molesten - Amanda Rosa Pérez Morales

No molesten

Amanda Rosa Pérez Morales

Les voy a decir lo que pienso: la gente se cree que con esto del confinamiento vamos a alcanzar la paz interior. La gente se cree que, a pesar de la precariedad económica que se avecina, una parte de nosotros se va reconstruir, va a entender el sentido de la soledad y nos reconciliaremos con espacios que antes significaban solamente descanso y enajenación.


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