El arte de banalizar la fe

Hay una serie de negocios a los cuales llamo “El arte de banalizar la fe”.

Entre ellos se encuentran los populares Herbalife, Royal Prestige, Natura, Mary Kay, Yves Rocher, Andrea.

Según la lógica que proponen, con todos me haré millonaria.

Y no solo millonaria: también daré empleo a muchísimas personas.

Y no solo daré empleo a muchísimas personas: también tendré un cutis maravilloso, o unos zapatos a la moda, o mi cuerpo será superfit, o mis platillos se cocinarán en las mejores ollas y sartenes.

Súper.

Con todos estos negocios he tenido experiencias; no como compradora o partícipe de esta cadena de gente millonaria que también garantiza empleos, sino como usuario a quien le hacen demostraciones gratuitas del producto.

Soy fan.

Soy fan porque la gente siempre viene a mi casa superarreglada, pero con pésimo gusto.

Soy fan.

Soy fan porque me hacen demostraciones culinarias con dos pechugas de pollo: una en mi sartén y la otra en el sartén que me quieren vender. Entonces, se empiezan a estresar porque ambos pollos terminan viéndose igual, pegándose igual, o no pegándose en ninguno de los dos sartenes.

Soy fan.

Soy fan porque me hacen masajes faciales para demostrar lo bueno que son los productos de skin care y yo no les digo que soy alérgica; luego el producto comienza a irritar mi rostro y, finalmente, la chica se queda preocupada por las reacciones dermatológicas secundarias del producto.

Soy fan.

Yo nunca digo nada, por su puesto. La mayoría de las veces ni abro la boca. Solo veo cómo las cosas funcionan en las demostraciones gratuitas.

Cuando terminan, hago mi comentario quasi final: “No se preocupen. Esto es un acto de fe”. Les tomo las manos, los miro a los ojos y sonrío.

Ellos, igualmente, me miran a los ojos, entre apenados y preocupados, pero al final un destello de confianza (de fe) se refleja en sus miradas.

Ahí, agrego mi comentario final: “Siempre tengan fe, pero recuerden que la fe es un grave sufrimiento”.

Nuevamente sonrío, y les muestro mi cuadro de la Muerte en El séptimo sello con una frase que, precisamente, dicta: “la fe es un grave sufrimiento”.

Veo cómo se desvanece la confianza en sus miradas, pero posteriormente se quedan con la fe, con la idea de la fe entendida como píldora irremediablemente necesaria para existir. 

Los despido afectuosamente. Los invito a volver cuando quieran.

Mi esposo me mira y pone los ojos en blanco.

Yo vuelvo a sonreír.

Esto de conversar con personas fanáticas, o vendedoras, lo aprendí de mi padre, a quien le gustaba recibir en su casa a Testigos de Jehová. Le agarró el gusto a eso porque así conversaba un rato sobre pasajes bíblicos y, finalmente, les enseñaba su edición del Das Kapital y del Manifest der Kommunistischen Partei.

Mi papá es fan a Marx y a Engels. Creo que por esa razón afinó tanto con las Testigos de Jehová que iban a visitarlo. Se volvían amigos.

Fanáticos con fe.

Súper.

Volviendo a los negocios millonarios:

Entre estos hay uno en específico que me resulta interesante: el de la Hidrosofía.

Técnicamente, se enfoca en vender productos para que a uno se le antoje más tomar agua.

Hay múltiples variantes de dicho negocio: el primero está enfocado en memes dedicados a tomar agua. Memes que funcionan como recordatorios de beber el preciado líquido. Lo mismo puede ser un Piolín que te sugiere tomar un vaso, que un Stephen Hawking hidratado.

Los memes recordatorios de tomar agua son buenos. 

Los memes recordatorios de tomar agua son buenos porque crean un doble vínculo. Hay que descifrar si es un mensaje serio o si es puro black humor, o si son las dos cosas.

Me gustan los dobles vínculos.

Es como vivir con una familia esquizofrénica.

Otra variante que he visto de la Hidrosofía guarda más relación con estos negocios de fe antes mencionados.

El ofrecimiento es el siguiente: ayudar a expandir una empresa, en Chihuahua, encargada de vender un jarabito que le echas al agua. Esto está concebido para personas a las que no les guste hidratarse. También para personas que quieran aprovechar mucho más los nutrientes del agua. Dígase: si le echas eso a tu agua, vas a crecer más. Entre otros beneficios.

A uno de los productos que sacaron, lo llamaron JUGO MOSCHCOVITA SECRETO RUSO.

Quien me propuso este negocio vino igualmente a mi casa, bien arreglada, a mostrarme el producto. La idea, como siempre, es comprarlo y distribuirlo acá donde vivimos. La empresa (la cual no nombraré) me garantiza lo de siempre: tendré mucho dinero, seré una gran empresaria, podré dar empleo a los demás.

La chica que me explicaba todo esto seguramente estaba metida en muchos negocios de esta índole, porque llevaba zapatos marca Andrea y cosméticos de Natura. Y, seguramente, si compra estos mejorantes para el agua, también consume Herbalife.

La chica me mostró un video de la empresa, donde explicaban que esto del juguito en el agua no es un producto, sino un concepto. Un concepto que tiene apellidos: sencillo y simple.

O sea, que el juguito no es un producto, sino algo que se llama Concepto Sencillo Simple.

Bien.

Luego, tuve la oportunidad de ver otro video donde explicaban todas las propiedades y tipos de juguitos que venden, siempre recordándome que no son productos, sino Conceptos Sencillos Simples.

Por último, me pusieron el video estrella: la explicación de qué cosa era el JUGO MOSCHCOVITA SECRETO RUSO.

“Por mucho tiempo los rusos llevaron a cabo experimentos secretos con los adaptógenos en pos de hallar ventajas para sus soldados, atletas y cosmonautas (ponen una foto de cada grupo laboral). Cuando se disuelve la Unión Soviética y cae el comunismo, los científicos que trabajaban secretamente en los adaptógenos se quedaron sin trabajo y tuvieron que emigrar. Y así nos llegó la información sobre estos maravillosos adaptógenos naturales que hemos condensado en nuestro JUGO MOSCHCOVITA SECRETO RUSO.

El ingrediente principal de este jugo es la Rhodiola Rosea y viene reforzado con extracto de granada, arándanos, etc. ¿Quieres saber qué hará el JUGO MOSCHCOVITA SECRETO RUSO por ti? Mejora tu estado de ánimo, nivel energético, claridad mental, ayuda en los desórdenes de la memoria, nos hace más inteligentes, tiene efectos cardioprotectores, anabólicos, proporciona un efecto preventivo de arritmias, tiene un efecto estimulante, disminuye el Parkinson, elimina la fatiga y, sobre todo, quita la depresión”.

Este producto era, definitivamente, un cuento de Ted Chiang: un mix de ciencia ficción, distopías comunistas, personas raras y juguitos energizantes.

Me gusta Ted Chiang.

Soy fan.

Pero no me gusta el agua. Con o sin juguito.

Esto último se lo dije a la muchacha, que no conocía a Ted Chiang pero aun así continuó impávida y sonriente, a ver si me decidía por emprender. Antes de poder darle mi discurso final del ejercicio de fe, ella se me adelantó para decirme exactamente lo mismo:

“Un producto es lo que tú quieras que sea. Nosotros solo encontramos personas que depositen sus esperanzas en él”.

Y ella misma me tomó del brazo, me sonrió, me dejó su tarjeta, se despidió y me dijo que la contactara si me decidía.

Este fue el gran final de mi experiencia Hidrosófica.

Estuvo buena.

Tan buena que he continuado pensando en la banalidad de la fe.

Quizás la Muerte de El séptimo sello es, también, una banalización de la fe. Y tener un cuadro de la Muerte del Séptimo Sello con una frase sobre la fe, quizás es también una banalización de la misma.

¿Por qué la fe que se dicta como un grave sufrimiento es más profunda o contundente que la fe dictada en un negocio piramidal?

En todo caso, ¿qué es la fe?

¿Píldora irremediablemente necesaria para vivir?

¿Una empresa piramidal?

¿Una manera de entender la frustración?

¿Dios?

¿Ted Chiang?

¿Un Concepto Sencillo Simple?

No es un producto, es un concepto.

Apellidos: sencillos, simples.




gente deforme

Ver videos de gente deforme me hace feliz, dice ella

Amanda Rosa Pérez Morales

¿Qué es para ti la felicidad? Para mí la felicidad es ver que esas personas de los videos están jodidas y yo no. Bueno, sí estoy jodida porque no tengo dinero, pero al menos no me faltan partes ni tengo cosas raras en el cuerpo. Mi cuerpo es normal. ¿Por dentro y por fuera? Por dentro y por fuera.





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