Orlando furioso

Cuando Orlando me invitó a participar en el lanzamiento de Uber Cuba (Hypermedia, 2021), su gesto me sorprendió, ya que a mí me sobran treinta años para estar en la Generación Cero.

De todas maneras le dije que sí, por amistad y por admiración. Pero una vez que colgué el telefóno, me entró una incertidumbre: ¿cómo se presenta un libro del mejor escritor vivo de Cuba? Y esto no lo digo yo, porque ya lo ha dicho él. No es fácil, aunque el que lo presente, es decir yo, sea el mejor crítico vivo —o muerto— de Cuba. También se podría pensar que el mejor escritor vivo de Cuba no necesita presentación, por mucho que se la merezca. Basta con leer su ficha en Wikipedia. O esa otra que no existe, en Ecured. No obstante, lo prometido es deuda, o es duda, como tal vez diría Orlando. 

La lectura de Uber Cuba me divirtió, me deprimió, me ilusionó, me conmovió, me encabronó, me desconcertó, me deslumbró, pero sobre todo me absorbió. Como soy el mejor crítico de Cuba, el úber de Orlando me hizo pensar en la balsa perpetua de Iván de la Nuez, en la azotea donde se esconde el protagonista de Dime algo sobre Cuba de Jesús Díaz, en el tráiler del loco Beto en Caracol Beach de Eliseo Alberto, en el Boarding home de Guillermo Rosales. Todos estos lugares, no-lugares o des-lugares son Cuba por otros medios. La isla que se repite, como dijo alguien. El sitio en que tan bien mal se está. 





En Amazon


«Orlando Luis Pardo Lazo ha escrito el libro más políticamente incorrecto de la literatura cubana». Juan Manuel Cao

«En Uber Cuba, un cubano exiliado en Saint Louis abre en canal el cuerpo de la realidad, ese tránsito personal del castrismo al trumpismo». Ahmel Echevarría





La carrocería de Uber Cuba está hecha de 133 pedacitos. Cada uno de ellos, o casi cada uno, relata un viaje de Orlando en úber, como chofer o como pasajero. En ese taxi que son todos los taxis (Uber über Alles), se montan desconocidos de todos los sexos, de todas las edades y de todos los gustos. También viajan figuras célebres, desde el general Arnaldo Ochoa, un tanto avejentado por los tiros, hasta el cardenal Jaime Ortega, maquillado con rímel, que se sienta en el asiento de atrás y empieza a matearse con un profesor cubano de Harvard. 

Otros personajes que concurren a este carro que de todas partes viene y hacia todas partes va son Fina García Marruz, Rosa María Payá, Ricardo Piglia, Rudy Giuliani, Wendy Guerra, Ernesto Cardenal, Nivaria Tejera, la Duquesa de Abrantes (quien, dicho sea de paso, murió en el siglo xviii), Donald Trump (quien, dicho sea de paso, espantado de todo se refugia en Landy), y por último siendo la primera, una preciosa niña que se llama Luna Isabel (en quien Landy, espantado de todo, se refugia). En ese úber, también nosotros, los lectores, hemos cogido botella.

Hypermedia ha catalogado el libro como ficción, en parte porque lo es y en parte porque no lo es. Si fuera solo ficción, tendría menos interés. Si no fuera ficción en nada, igual. Como otros libros de Orlando, este es un compuesto inestable de cuento, crónica, libelo, diario de cabotaje, journal intime y canción desesperada. Furioso o enamorado, o las dos cosas a la vez, Orlando conecta su GPS sin satélite y se lanza a botear por el país que llama, con acierto, The United Sadness of America. Ahí están los expressways de Miami, las calles de Manhattan, las lomas de San Francisco, las praderas de Missouri, los desiertos de Arizona. Se trata de una especie de road movie que no sabemos cómo terminará. O sí lo sabemos: nuestras vidas son los úber que van a dar, etcétera.





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«Orlando Luis Pardo Lazo ha escrito el libro más políticamente incorrecto de la literatura cubana». Juan Manuel Cao

«En Uber Cuba, un cubano exiliado en Saint Louis abre en canal el cuerpo de la realidad, ese tránsito personal del castrismo al trumpismo». Ahmel Echevarría





Si Uber Cuba no fuera un libro tan bien escrito, tan conmovedor, tan repleto de momentos y pasajes brillantes, no me habría producido la tristeza con que me dejó su lectura. Decía que el libro tiene algo de canción desesperada. Y así es. Más allá y más acá de los juegos de palabras, de las ganas de patear o épater, de las alusiones, traducciones y alucinaciones, cunde una tristeza que raya en la desesperación. 

En la escritura de Orlando, como en la de otros, la jodedera es síntoma de jodedura. De tanto trajinar, el úber está desvencijado —la marcha atrás no funciona (grave problema), los frenos están en el piso (más grave todavía) y las luces están fundidas (de noche todos los gatos son Pardo)—, pero aún así el úber coge su ruta y no la abandona. 

Nadie que no sea el mejor escritor vivo de Cuba puede seguir corriendo esta máquina sin estrellarse. 


Presentación


Presentación del libro Uber Cuba, de Orlando Luis Pardo Lazo.
Intervienen: Orlando Luis Pardo Lazo, Ph. D. Joseph Schraibman, Ph. D. Gustavo Pérez Firmat, Juan Manuel Cao, Ahmel Echevarría, y Ladislao Aguado (editor de Hypermedia).




Cuba

El imaginario instituyente como demiurgo de las políticas culturales

Claudia González Marrero

El proceso revolucionario ha sido, por tanto, un ejercicio sobre todo discursivo, donde las arengas políticas han dominado el paisaje.





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2 Comentarios
  1. Landy querido, knight of a thousand nights: hubo uber, hay uber, habra uber triste y jugueton cual potro desbocado persigue a la luna de sus amores sostenida por mariposas transparentes.
    La madre de todas las ubres, toda amor, toda bondad, llora un eterno canto sentada en tu uber. Siempre te acompana.

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