Samuel Fernández: trastornos del sueño

Samuel Fernández (La Habana, 1997) dice que vive en la generación de los nunca vivos. Aun así ha actuado, ha hecho música y ha escrito. Él actúa y musicaliza sus propios textos, los convierte en una escritura performativa. 

Una escritura que es lo menos parecido a escribir. 

Una escritura que tiene que ver más con el acto de sentir, el profundo acto de sentir.


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Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


Piensa en la relación entre la humanidad y el universo: donde uno puede ser múltiple y escapar de uno mismo y su circunstancia. Soñar, por un momento, que uno es parte de un todo infinito, para después acordarte que naciste en Cuba, en la década que menos se pareció Cuba a un país

Samuel violenta el sueño para escribir un poema sobre lo que sueña. 

Los especialistas dicen que es un trastorno. Prefiero seguir creyendo que es la poesía sonámbula que no te deja dormir hasta que digas lo que tienes que decir. 


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Sobre esos trastornos cuenta:

¿Por qué escribes? ¿Cuándo fue la primera vez que lo hiciste?

A veces siento una presión adentro, como la necesidad de sacar algo interno, y en otras ocasiones el placer de plasmar una idea para la posteridad es suficiente. Recuerdo con 16 años el primer texto que hice con conciencia de escribir algo para mí.


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Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


¿Qué autores o libros influyeron en tu escritura?

La lectura me atrae desde el ocio, la inspiración mayormente me llega con la música. Me gustó bastante El guardián entre el centeno; ya luego La montaña mágica de Thomas Mann; la poesía de Baudelaire. Disfruto de Carpentier, de Gabriel García Márquez; me impresionó Villena y su poesía, al igual que Martí. Sin embargo, no puedo definir influencias en mí más allá del remanente subconsciente que deja cada cosa en uno.



Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


¿Cómo es tu proceso creativo?

Escribo cuando estoy solo, sobre todo en la noche. A veces describo sueños, o me inspiro con estados alterados de la percepción.


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Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


¿Qué te impulsa a escribir? ¿Qué significa Cuba en tu escritura?

Creo que respondí cosas antes de tiempo. Cuando estoy triste o molesto es un momento general de inspiración. Cuba es lo que conozco más, es tan parte de mí como yo de ella. La Habana me transmite un sentimiento visceral que me gusta explotar. La apreciación de la belleza o la inconformidad me encuentran como filtro.


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Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


¿Qué esperas de tus textos en el futuro?

Espero poder jugar a ser Dios desde una hoja en blanco, llegar a impresionarme a mí mismo y a quienes admiro y ser capaz de satisfacer mis diversas necesidades. 


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Samuel Fernández, por Carmen Cabrera.


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El inSomne

Despertar desierto y encontrarme con quien es en mi cabeza muchas personas a la vez acariciando a quien creía ser y terminar familiarmente desconociendo que esa cosita víctima del juego ansioso e infantil de mis manos es el gatillo de la pistola frente a sus dos ojos similares y opuestos versión negativa de los míos Partir con una promesa que nunca saldrá de mis labios con una ansiedad disimulada por salir corriendo adonde pueda refugiarme en mí observar al sol aspirando las nubes en la mañana para continuar la noche e inyectarse de luz y retirarme a la paz de la tranquilidad transitoria aún sin lograr evitar el taladro sonoro que avisa el nuevo estado El inicio de un día cargado de una sensación de vínculo con el mundo con lo natural y con la realidad universal sensitiva y no la descriptiva de los hombres llevado de la mano por mi frecuente violentar del sueño…zzzzzzz. 


El querer, el deseo

Vivo bajo el vientre de tu calma trémula
Conociéndome ángel de las alas torcidas,
Imbuyéndome del color del dolor de mi alma
Sin lograr saciar mi sed bebiéndome mis heridas…

Hoy sonrío, casi siempre encuentro la razón para hacerlo, pero no es felicidad quien me permite sonreír, es la necesidad. En estos cuatro invisibles muros debes atarte a la vida antes que esta se desate de ti, si fallas pierdes el juego, GAME OVER; no hay vidas adicionales, ni sentido, ni satisfacción, y las respuestas lógicas no son las verdades a tus interrogantes.

Doy vueltas en las calles de mi mente, me pierdo en una turbia profundidad a cada rato, siempre en esta búsqueda de lo que inequívocamente soy… Aparento, creo, soy. 

Vulgar destino a mis fauces elegantes
A vista de montones de miradores descompuesto,
Morir en su orilla, como calculado animal errante,
Cargando la misma dicha de todo un mar abierto…

En mi interior he repasado muchas veces la cuestión que me ata a la existencia —aunque bien pudiera ser a la inversa—, y llego a observar bien, aquello que DESEO alejar, aquello inconcebible desde mi perspectiva. Existen distintas maneras en las cuales se refleja mi realidad particular, la turbulencia de un mar en calma, mi rostro obscurecido atormentándome; la soledad amiga, honesta, radical y eterna del individuo; una familia que no comparte mi sangre, otra que sí; personas que me creen entender, me tratan de entender, me creen aceptar, me tratan de aceptar y finalmente personas que me aceptan. Las personas son capitales en mi universo, desde la protección a la obscura traición erosionan la ecuación… Dicho este génesis espiritual: Nací en Cuba y soy parte de la generación antípoda, cargando la culpa y responsabilidad consecuentes de vivir en el reino de los muertos, o peor, los nunca vivos.




Adriana Fonte

Adriana Fonte: Tal vez, Cuba y yo nos entendamos

Ray Veiro

Solo en la mente de un adolescente cabe la posibilidad de escribir como Tolstói”.





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