Roger Fariñas: “‘El enano en la botella’ ha sido una obsesión”

Roger Fariñas es un hombre apasionado por el teatro, investigador, crítico teatral y actor él mismo. De su más reciente proyecto como director, junto a Agón Teatro, una novedosa puesta en escena de El enano en la botella a partir del texto homónimo de Abilio Estévez, conversamos en exclusiva para Hypermedia Magazine:


El enano en la botella es un personaje de múltiples lecturas que condensa en sí muchos de los sentimientos de una generación que ha quedado sin rumbo —la de los 90—. La obra parte de una situación dramática puntual del encierro imposible: un enano encerrado por su padre dentro de una botella. ¿Cómo imaginar a este enano en este siglo, casi treinta años después?

Debe ser agotador para el enano volver una y otra vez a los mismos tópicos, a padecer aquello que un poeta llamó “El mito de Sísifo”. A veces quisiera invocarlo y preguntarle cómo era su “botella” antes, y cuán turbias eran las aguas en las que erraba naufragante, pero enseguida me sobreviene un temor que me es caro y me cuestiono: ¿en realidad ha cambiado tanto el mundo —en su esencia, no en su corteza— de aquellas postrimerías del siglo pasado en que fue escrito el monólogo a la fecha? 

El enano en la botella, de Abilio Estévez, tiene una fuente de conflicto ilimitada: la tragedia de la familia. La tragedia de una nación. Son temas que no envejecen, ni treinta ni cien años después. El enano es una alegoría de aquella generación —como bien dices, la de los 90— destinada al ostracismo espiritual, resignándose a la incomodidad de vivir en una botella, aunque “a todo se acostumbra uno”, nos dice este personaje. 

El padre del enano representa al poder absoluto, evitando que su hijo conozca cómo es la vida fuera de la botella; y la botella es el ambiente de encierro en que este sobrevive. Una botella que flota como una isla, un mensaje que necesita ser leído o escuchado y una mano poderosa que evita, maniobrando a su antojo, que este mensaje llegue a algún destinatario. La ecuación aquí está clara, ¿verdad? 

¿Cómo conciliar el mundo creado por el enano dentro de la ficción teatral con esta puesta en escena?

Abilio creó un (anti)héroe que vive la tragedia de no poder decidir su procedencia, de dónde viene… porque no elegimos a nuestros padres o dónde nacemos. Su conflicto está ahí, justamente, en querer romper con esa mordaza y redimirse. Ese es su fatum. Por eso le vemos cuestionando su propia existencia, la nada y el vacío existencial. Filosofía sartreana la de la nada y la angustia existencial que Abilio discute desde el texto y que a mí me interesa potenciar en la puesta en escena. 

El propio Abilio ha dicho que “cuando estás escribiendo teatro estás haciendo una proposición verbal para que otro haga con ella lo que quiera”. Así que le tomaré la palabra. Me quedo con la proposición verbal, que es ya lo bastante potente, pero he querido romper un poco con el estereotipo del enano harapiento, marginal, escéptico… Lo sitúo en la habitación de un hotel de lujo en alguna gran capital del mundo, mientras observa a través de un ventanal de cristal la ciudad. Ocurre en una madrugada, bajo una tormenta, mientras prepara una conferencia que deberá impartir a la mañana siguiente ante un auditorio de alguna universidad importante. Aquí el enano es un prestigioso psicólogo que nació en una isla del tercer mundo y que ha sido exiliado de su país. 

Este enano próspero, digamos que un erudito, en una habitación lujosa, contrasta, precisamente, con ese lado oscuro del personaje, que tiene un pasado que evita revelar, con sus máscaras, sus ocultamientos, lo que ha (mal)vivido. Y lo que veremos es eso, las horas que anteceden a esa conferencia que tiene que dar y la conferencia termina siendo el monólogo en sí. 

Pienso en el enano como lo has descrito: un pequeño hombre en una habitación de hotel que se prepara para dar una conferencia en una universidad en tanto se comunica con su asistente… ¿Cómo solucionar escénicamente una situación de encierro e inmovilidad desde una perspectiva moderna donde la pauta para la vida es justamente su opuesto? 

Una habitación de hotel de una gran ciudad. Una fuerte tormenta que arrecia. Entre el confort de la habitación y la tormenta: un ventanal de cristal mojado como barrotes. Ya estos son elementos que lo (nos) ubican en un encierro físico y de inmovilidad. La incomodidad que le produce la oscuridad, la tristeza, el miedo, la angustia, la asfixia, el hambre, el tiempo, el silencio, el ruido, el aburrimiento, el amor y el desamor… son temas que le preocupan a la humanidad en su agenda diaria.

El mayor encierro sigue siendo el de su mente, el de sus instintos, y esa es su pugna. Siempre pienso en Naguib Mahfuz cuando dice: “El hogar no es donde naciste, es donde cesan todos tus intentos de fuga”. Por eso el enano es y será eterno, porque siempre encuentra un punto de fuga. Y esto es lo que me interesa potenciar en el montaje, ya luego vienen los artificios, la artesanía que es el teatro. 

El enano es quizá uno de los personajes teatrales más conocidos de Abilio Estévez fuera de Cuba. Tal vez sea su condición profundamente humana la causa de su universalidad. ¿Qué elementos de distinción respecto a puestas en escenas anteriores te has planteado? ¿Seremos capaces de reconocer en esta nueva puesta alguna influencia de otros enanos llevados ya a escena? 

El filósofo y dramaturgo español Juan Mayorga dice que “el teatro es cartografía. Como en el mapa, en el escenario todo debe responder a una pregunta que alguien se ha hecho. Como en el mapa, en el escenario lo más importante es decidir qué se quiere hacer visible y, por lo tanto, qué se deja afuera”. 

¿Elementos que distinguen nuestro montaje de otros anteriores? Solo en el orden externo, el escenario en que lo sitúo. Como dices, su condición humana es lo que lo hace universal, único, y, al mismo tiempo, plural. El enano puedes ser tú, puedo ser yo, puede ser el otro, el que se fue o el que se quedó en la Isla. El enano que hemos construido es como una especie de holograma que nos habla desde el extrañamiento, nos envía un mensaje después de la catástrofe, nos advierte que el caos es inherente a la vida humana y no hay forma de escapar de él. 

En este sentido, podremos ver a un enano similar al que ya hemos visto en otros montajes al tiempo que veremos a uno muy diferente: con una biografía propia, la del nuevo “actor desesperado” que lo interpreta, con sus tiempos, sus respiraciones, sus fibras emocionales, su carnaza. Hemos hecho nuestra propia cartografía de la historia, sin “traicionar” demasiado a Abilio. 

Háblame del equipo de trabajo… ¿Actor desesperado?, ¿director desesperado?

Es un equipo reducido: Alejandro Menéndez es el “actor desesperado”; Kiusbell Rodríguez está a cargo de la asesoría dramática y de la producción; y Óscar González es el asistente de dirección; y dirige un servidor. Abilio Estévez ha estado implicado y muy pendiente de nosotros, lo cual es una certidumbre para el proceso. 

¿Cómo se imbrica esta puesta con el recorrido teatral de Agón Teatro y del tuyo como director y dramaturgo?

El enano en la botella ha sido una obsesión desde que lo leí siendo estudiante de actuación. Comencé a trabajarlo en 2021, precisamente, porque se cumplían veinte años de aquel estreno mundial de Teatro de la Luna, por allá por 2001.Con el recrudecimiento de la pandemia tuvimos que detener los ensayos y recién los hemos retomado. Poco a poco vamos volviendo a la normalidad —si es que esto fuera posible—, lo cual favorece mucho que retornemos a la creación. 

Por otra parte, es la primera vez que sube un monólogo al escenario de Agón Teatro, aunque su director Kiusbell Rodríguez, quien generosamente me ha dado la oportunidad de dirigirlo en su grupo, ya visitó a Abilio Estévez con el montaje de Condesa descalza, una dramaturgia para la escena inspirada en la novela Tuyo es el reino

Kiusbell ha venido trabajando en su grupo con textos no convencionales, haciendo adaptaciones de cuentos, novelas y poemarios para representar. Si algo lo ha definido es precisamente eso, que ha partido —exceptuando en sus montajes de Chamaco y La hijastra— de estas fuentes narrativas para levantar sus espectáculos teatrales. Si bien El enano en la botella no parte de un texto narrativo específicamente, la estructura y el lenguaje poético que posee tiene fuertes idilios con la narrativa. En ese sentido, creo, que El enano… tiene complicidad con la poética de Agón. 

¿Algún proyecto más reciente en el que te encuentres inmerso?

En Argos Teatro hemos estrenado la obra Como si fuera esta noche, de la autora española Gracia Morales, bajo la dirección de Yailín Coppola, y ahí estoy haciendo la asesoría dramática y la asistencia de dirección. Se trata de un espectáculo con la colaboración de la Consejería Cultural de la Embajada de España en Cuba y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en el marco del evento Espacio ITI 2022, organizado por el Centro Cubano del Instituto Internacional del Teatro y la Casa Editorial Tablas-Alarcos. El estreno tuvo lugar el 26 de marzo durante el Espacio ITI 2022, celebrando, como cada año, el Día Mundial del Teatro. Tuvimos la dicha, además, de contar con la presencia de Gracia Morales en el estreno; además de los conversatorios, conferencias y otros espacios en los que compartió con teatristas cubanos. 

Si los recientes golpes de la pandemia lo permiten, estaré presentando mis libros Morbo (Ediciones Matanzas) y Puntos de fuga. Una década con Argos Teatro (2010-2020) (Ediciones Alarcos). Puntos de fuga ya tuvo, recientemente, una primera presentación en la SGAE de Madrid, junto a Hierro, de Carlos Celdrán (Ediciones Matanzas), en un evento dedicado a los veinticinco años de Argos Teatro. Pero me ilusiona mucho que el libro se presente aquí, en su hábitat natural. 


© Imagen de portada: Roger Fariñas / Facebook.




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3 Comentarios
  1. Fortalece el alma saber que los almanaques que Dios Crono se almorzó mientras permaneciamos alegres e inocentemente embotellados por lo menos, sus escretas, han servido para crear una obra de valía que no se pierda en la memoria histórica.

    1. Buenas tardes, AT (alter ego de alguien), justo mañana hará un año de su comentario y justo hoy lo leo, y quiero celebrar este “aniversario” lanzándole un par de preguntas, suscitadas por su soberbia afirmación: ¿debió dejar de estrenarse LA GAVIOTA, de Chéjov, después del rotundo triunfo en el Teatro de Arte de Moscú, a manos de Stanislavski, en 1898? ¿LA GAVIOTA es Stanislavski, y punto? Dice un tal Salomón que cuando mezclas ignorancia y soberbia obtienes una dosis de mediocridad. Pero, no se aflija, en algo estamos de acuerdo, la actuación de GRETEL TRUJILLO es memorable, ¿insuperable? Por cierto, en su defensa debió decir que Abilio Estévez (autor) y Raúl Martín (director) son también EL ENANO EN LA BOTELLA. Y es que hay una peligrosa inclinación a demeritar o ningunear la labor del dramaturgo y el director, y no olvide que el teatro es, entre otras cosas, colectividad. Saludos.

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