Laura Weinstein en Cuba

Laura Weinstein, defensora de los derechos humanos y transfeminista colombiana, compartió sus experiencias de vida el pasado 27 de diciembre en el espacio de debate que propicia en Telegram el grupo 11M Cuba[1]. Pocos días después nos llegó la triste noticia de su fallecimiento, el 2 de enero de 2021, mientras esperaba los resultados de la prueba de COVID-19.

Laura tuvo muchxs hijxs en Colombia y, con un importante legado materializado en derechos humanos hechos efectivos en instrumentos jurídicos, se inscribe en una tradición de mujeres como Marsha P. Johnson (en Estados Unidos) o Indianara (en Brasil), que han abanderado las luchas de las personas LGBT y en especial de quienes inician procesos de transición de género.

Entre los aprendizajes que nos deja, además de un llamado a romper los ciclos de violencia, está la necesidad de establecer alianzas entre colectivos históricamente excluidos, y de que los derechos de comunidades minorizadas no sean considerados secundarios en los procesos de reconciliación nacional.

Uno de sus sueños era conocer Cuba. Con la transcripción y publicación de este debate tan cálido, espero acercarla nuevamente a nuestra tierra y su gente.


Buenas tardes/noches a todes. Hoy, el espacio #HistoriasQueCuentan tiene como invitada a Laurita Weinstein. Laura se define como colombiana, historiadora, judía, feminista y activista. Es Directora Ejecutiva de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a Personas Trans (GAAT), organización radicada en Bogotá (Colombia), que apoya a hombres y mujeres trans de todas las edades, y a sus familias, en el proceso de tránsito.

GAAT trabaja en la promoción de políticas públicas para personas trans, en visibilizar y defender los derechos humanos, y en el acceso a la ciudadanía plena de las personas con experiencias de vida trans, sus familias y redes de apoyo, etc.

Le damos una calurosa bienvenida, y comenzamos con las preguntas:

¿Cómo y por qué surge GAAT?

Hola, muy buenas tardes a todes, a todas, a todos quienes nos acompañan esta tarde. De verdad, un enorme placer para mí poderles acompañar, un gustazo enorme. Gracias por la invitación, y voy a tratar de responder cada una de las preguntas para que sea mucho más fácil entender este proceso organizativo.

El GAAT surge como una iniciativa de mujeres trans, en ejercicio o no del trabajo sexual, pero también de personas que no habían iniciado un tránsito, digamos, de manera física, y ha consistido en un espacio en el cual reunirse, en el cual integrarse para hablar de sus necesidades, de sus dificultades. Es así como inicia GAT. Pero GAT con una sola A, porque era Grupo de Apoyo a personas Trans, o transgeneristas en ese entonces, término que hoy realmente no acoge la realidad de las personas trans en Colombia.

Creo que es importantísimo decir también que vamos a cumplir trece años de iniciado este grupo como GAT con una sola A. En el 2014, cuando nos legalizamos, digamos formalmente, frente al Estado y frente a las instituciones y demás, se incluyó otra A, porque no solamente veníamos haciendo un ejercicio de apoyo, sino también de acción. Y esto hace que cambie un poco. Pero quería remontarme a que antes también hubo escenarios y espacios de encuentro, aunque no tenían como tal un nombre.

Es decir que, si hacemos un análisis, GAT tendría muchísimo más tiempo, porque las reuniones eran muy esporádicas, pero se hacían otras cosas como fiestas, como encuentros…



Laura Weinstein.


¿Mantiene los mismos objetivos de sus inicios? ¿En cuáles escenarios incide?

Bueno, digamos que los objetivos han ido cambiando un poco, porque como les comentaba en el principio solamente era un grupo de apoyo, pero más adelante hubo cambios en las diferentes coordinaciones. La primera coordinación estuvo encabezada por Marina Talero, psicóloga, una mujer cisgénero, que es la que comienza a organizar este espacio. Más adelante llega otra mujer, ya una mujer trans, que se llamaba Paula Mounst; y después llega otra chica llamada Lorena Duarte, y luego llega Valeria Bonilla.

Estas coordinaciones fueron muy cortas, no duraron más de dos años entre todas, y después aparece en el escenario este personaje, es decir, Laura Weinstein, que soy yo, y que venía con otras apuestas organizativas, otra forma de hacer cosas. Y esto hace que el grupo cambie un poco.

Es importante decir que cuando no había quien coordinara, me piden a mí que coordine el grupo, y yo les digo está bien, yo lo coordino, pero momentáneamente, mientras llega otra coordinación, otra persona que quiera asumir esto, porque yo pensaba que no solamente el apoyo era necesario, sino también hacer otras acciones. El grupo era muy importante en mi vida, en mi realidad, pero creía que no podíamos quedarnos ahí. Y es así como se incluyen otras acciones. Es decir, que los objetivos primarios, como era el apoyo, cambian a una acción directa.

Comenzamos a hacer acciones en espacios públicos; por ejemplo, la conmemoración de fechas emblemáticas como el Día de la Visibilidad Trans, el Día de la Memoria Trans, que en Colombia nadie sabía de su existencia. Comenzamos a hacer diferentes acciones en la toma del espacio público, pero queriendo incidir también en otros escenarios que pudiesen logran unos cambios importantes, no solamente para las personas trans, sino también para las personas LGBT.

Algo que la Fundación GAAT ha ido acuñando a través del tiempo es no hablar solamente de personas trans. Porque personas trans fijaría solamente una categoría, es decir, personas que solo hacen esto o aquello. Pero en realidad, organizativa y comunitariamente (porque nuestra organización es de base comunitaria), creemos que los tránsitos no son una sola categoría, sino que existen muchísimas formas de transitar en el género, en el sexo. Y es así que hablamos preferiblemente de personas con experiencia de vida trans, porque cuando hablamos de personas trans nos referimos a una sola forma de hacerlo, y en realidad creemos que los tránsitos son lo menos hegemónico, lo menos binario, porque cada unx decide cómo transitar, cómo hacerlo y cómo evidenciarlo. Por eso preferimos hablar de personas con experiencia de vida trans.

Hemos podido incidir en diferentes escenarios. Hemos logrado articular algunas acciones con otras organizaciones, y también acciones individuales. Hemos podido lograr, por ejemplo, no una Ley de Identidad de Género, Colombia no tiene una Ley de Identidad de Género, pero sí algo que tiene la gran mayoría de las leyes de identidad de género en el mundo, y es que le apuesta al cambio del componente sexo en los documentos, también el nombre y el cupo numérico.

En Colombia, antes de los 80, para las personas nacidas antes de esta época, había un consecutivo para hombre y un consecutivo para quienes se ubicaban dentro de la categoría mujer, y esto ha permitido que las personas, autónomamente, puedan decidir y cambiar eso. Las personas nacidas después de esa época no tienen problema, porque no hay un consecutivo permanente, es decir que no hay diferencia entre quien se ubicaría dentro de lo femenino o dentro de lo masculino. Entonces, las personas nacidas antes pueden hacer este cambio sin ningún problema, de manera muy sencilla. Lo que pasa es que no tiene gratuidad, y esto hace que sea muy difícil para muchas personas trans acceder a este cambio.

También, hace poco, hemos logrado que el Consejo Electoral Nacional aceptara un protocolo para que las personas trans puedan votar, ejercer su derecho al voto sin ninguna dificultad. Creo que este es un protocolo importante dentro de ese derecho tan importante que es el ejercicio del voto. Colombia es el segundo país en Latinoamérica que lo incorpora.

Por otra parte, también hemos logrado que el Ministerio del Interior comience a implementar la política pública nacional LGBT. Esto es histórico, la necesidad de resolver un problema donde no hay unas políticas claras frente a las personas LGBT, y ha sido un logro muy importante como organización. También el hecho de tener un tipo de apoyo para familias de personas con experiencia trans, nos ha permitido posicionar el tema en un espacio tan importante como la familia, que es el lugar donde primero florece la discriminación.

¿Cómo obtienen los fondos para su financiamiento?

En este momento, varios de nuestros proyectos son financiados por cooperación internacional, pero muchas de las acciones que hacemos son autogestionadas. Es decir que nosotros como organización buscamos hacerlas realidad y materializarlas. Recuerden que para todo no hay financiación, para todo no hay apoyo, pero tratamos de ver esto también como una oportunidad para hacer acciones encaminadas a la mejora en las condiciones de vida de las personas trans en Colombia.

Es muy inspirador conocer estos avances gracias al activismo de una organización comunitaria. Creo que has respondido también algunas cuestiones relacionadas con esta pregunta: ¿Cuáles son los principales conflictos que viven las personas trans en Colombia?

¿Te gustaría agregar algo más al respecto?

Sí, creo que es importante decir que nuestra generación ha contado con aliados y aliadas. No siempre son personas trans, son personas que tienen una cercanía; son papás, porque son mamás, son novios, son parejas de personas trans que se suman a esta causa, y eso también nos ha permitido avanzar en muchos de sus temas que les contaba. Hoy seguimos trabajando constantemente; a veces también hay mucha frustración, no podemos decir que todo sea exitoso, hay muchas dificultades todavía: la violencia, la discriminación y todas estas cosas que son muy fuertes, dificultades y enormes retos que tenemos como organización y como personas trans.

Como saben, en Colombia ha habido un conflicto muy fuerte, de mucho tiempo, y nosotras las personas trans no hablamos de un conflicto: hablamos de una multiplicidad de conflictos. Y estas multiplicidades de conflictos se ven acrecentadas en las diferentes posibilidades que podríamos tener para acceder a derechos, para tener justicia, para poder construir nuestros cuerpos. Las violencias son enormes. Colombia es el cuarto país en América Latina con más violencia hacia las personas trans. El año pasado reportamos veintinueve crímenes cometidos hacia personas trans, muchos de ellos por negligencia estatal. Y es así que como organización también hemos creado unas formas de hablar de todo este sistema estructural de opresión, y lo hemos llamado PREDIVA.

Este sistema estructural de opresión tiene causas, que son los Prejuicios y son las Representaciones. Pero también tiene unos medios, que son la Exclusión, la Discriminación, la Invisibilización de las Violencias, cuyo resultado termina siendo la Aniquilación de las personas trans. Por eso le llamamos PREDIVA: tomamos las siglas de cada una de estas palabras que conducen a la violencia, a la aniquilación de las personas trans.

PREDIVA tiene un concepto bastante interesante, porque (no sé cómo sea en Cuba o en otros países) en Colombia la diva es algo muy suntuoso; entonces nosotros nos imaginamos una “prediva”, no sé, como con alguna limitación física, muy golpeada y demás, pero que a pesar de ello sigue siendo muy regia, sigue siendo alguien con mucha altura, que se para frente a todo. Ese predio para nosotros es muy poderoso.



Laura Weinstein.


Efectivamente. En Cuba también tiene esa connotación.

Siguiendo el hilo de tu respuesta anterior, ¿cómo valoras la participación de las personas LGBTIQ+ en el proceso de paz? ¿Se puede hablar hoy de avances, espacios ganados, normas jurídicas a su favor?

Bueno, definitivamente es importante decir que ha sido muy importante el lugar que hemos tenido como personas LGBT en todo este proceso de paz. Un proceso en el que, pese a tratarse de acciones directas de dos grupos con poder dentro de Colombia, como son el Estado y grupos al margen de la ley, lo interesante ha sido la fuerza y la magnitud que ha tenido la sociedad civil para mantenerlo, sostenerlo y seguir peleando, a pesar de mucha negligencia. Pero se sigue. Entonces creo que la fuerza social ha sido muy importante, la fuerza del movimiento LGBT ha sido importantísima, pese a que nuestras realidades, nuestras vidas y nuestras visiones fueron puestas como caballito de batalla para acabar con este proceso.

Por eso es muy extraño, puede sonar hasta un poco raro que en el plebiscito que buscaba saber si los colombianos querían la paz, quienes ganaron fueron los del no. Y todo esto se dio precisamente por la manera en que actores que no querían este proceso, usaron mucha información para desmentir realidades, para infundir miedo; usaron esa información en contra de poblaciones como la LGBT, las mujeres y otros grupos poblacionales, y esto hizo que en el plebiscito ganara el no. Y eso condujo a algunos cambios. Pero, a pesar de cualquier cosa, el papel de las personas LGBT ha sido muy muy importante y fundamental en este proceso, y de ahí no nos bajamos.

Es importante decir que, en materia jurídica, muchos avances se han dado no por vía legislativa, es decir, no por vía de ley, sino por vía judicial: han sido por Corte Constitucional, por jueces de la República y demás. Digamos que, en Colombia, quienes están allí representándonos muchas veces no son precisamente los más garantes de nuestras leyes. Tenemos congresistas que se identifican abiertamente homosexuales y demás, pero eso son muy chiquitos, muy poquitos, y eso hace que no tengan una fuerza tan grande en comparación con los detractores de los derechos de poblaciones históricamente minoritarias. Esto no permite avanzar desde ese escenario.

Pero por lo menos tenemos algo como lo que les contaba: la posibilidad de cambiar el nombre, matrimonio igualitario; también tenemos adopción, es decir, algunos temas importantes en materia de garantía de derechos. Sin embargo, los avances de las leyes muchas veces no van acordes con los cambios culturales. Por eso es tan importante el trabajo de las personas LGBT para que esto se materialice realmente en los territorios, el trabajo de base, el trabajo constante con las poblaciones; porque si no, definitivamente las leyes no garantizan mucho. Por eso es tan significativa la sociedad civil, todo este proceso organizativo, las aliadas, las amigas, que han venido haciendo un trabajo muy arduo y a quienes agradecemos enormemente esa firmeza para continuar.

Eso es algo muy importante: reconocer el trabajo organizativo, esas bases organizativas, esos líderes que dan sus vidas, que son fundamentales para lograr esos avances, para lograr la consolidación y materialización de los derechos alcanzados en escenarios jurídicos.

Regresando a la idea de los tránsitos, ¿cómo vive Laura los conflictos de su identidad de género?

Ha sido complejo, ha sido un poco difícil. Hoy tenemos avances que antes no teníamos, y a quienes somos un poco más grandes, quienes hemos vivido otras realidades en otros momentos, nos tocó un poco más difícil comparado con lo que hoy viven otras y otros. Pero creo que esto es muy interesante, porque al final lo que una quiere lograr con estas apuestas es que otras y otros no vivan las mismas experiencias que una tuvo que vivir.

Yo puedo decirles que para mí no fue una infancia fácil, fue una infancia bastante compleja, aparte yo era una persona muy afeminada, era un niño muy afeminado y esto me trajo todo lo que implicaba, y las imposiciones de género que muchas y muchos de ustedes conocen acá. Entonces esto creó muchas dificultades en mi desarrollo personal, en mi vida, pero lo superé a partir del momento en que logré hacer mi tránsito, que me confortó muchísimo pero también me llevó a pensar que había algo que hacer para cambiar todo esto.

Pero hoy todavía sigue siendo un poco complejo ir al médico y tener que explicarle al médico que tú no vas a por una atención por tu condición de persona trans, sino vas a que te atiendan por tu salud, como a cualquier otro. Es decir, una persona trans no va al médico porque que quiere ser atendida por su situación de persona trans, sino porque quiere que le miren la muela, o la uña del dedo, no sé, otras realidades que también son parte de cualquier ser humano. Y el sistema de salud, por ejemplo, sigue fijándose en nosotras y en nosotros como nuestras realidades trans, más que en las necesidades que tenemos como seres humanos, y esto ya crea unas dificultades.



Laura Weinstein.


A todo eso me he tenido que enfrentar. Tuve que abandonar una de las carreras que quise porque no podía estudiar siendo una persona trans, no lo veían con buenos ojos, etc. Es decir, que mi vida no ha estado muy alejada de la realidad de otras y otros. Claro, debo decir que no he tenido que ejercer el trabajo sexual; creo que esto ha sido algo muy importante en mi vida.

Los fundamentalismos religiosos han mantenido un rol protagónico en América Latina. ¿Esto ha tenido impacto en las políticas públicas para personas LGBTIQ+ en Colombia?

En efecto, como sabemos, todos estos grupos antiderechos, fundamentalistas, que no son capaces de reconocer al otro y a la otra… Creo que también ellos, como muchos y muchas, sufren de amnesia muy rápida. Durante un momento de la historia, muchos de ellos también fueron víctimas de la violencia, fueron víctimas de la agresión aquí en Colombia. Los grupos religiosos diferentes al católico estaban sometidos a la persecución, y uno de sus grandes logros ha sido unirse precisamente con estos grupos que los detractaban…

Y bueno, esta búsqueda de volver a una unión en la Iglesia, para mantener como el poder frente al Estado, ha traído repercusiones muy tristes sobre los avances de las leyes para la garantía de los derechos en igualdad. Pero yo siempre he pensado que es muy triste, realmente, que hayan olvidado que fueron también víctimas de la violencia, y que como ellos también lo vivieron, como ellos también la experimentaron, la sintieron, pues deberían ser aliados de las libertades. Porque algo que logran las libertades, precisamente, es que ellos también las puedan tener.

Parece que esto se olvida muy rápido en Colombia. Gracias a la Constitución del 91 se logró esto, estos avances importantes. Pero creo que han visto solamente cómo ser detractor del otro, pero no cómo encontrar puntos de equilibrio, puntos conjuntos por luchas que creo que nos unen a todos. Es decir, creo que los religiosos, o estos grupos fundamentalistas, también aman la vida. Entonces, debería unirnos la lucha porque nadie sea asesinado, porque que nadie sea maltratado, también la erradicación de la pobreza y otros puntos. Pero se dejan sesgar más por su temor y sus prejuicios infundados precisamente por estos discursos de odio, que no le permiten ver al otro y a la otra como su prójimo, y eso termina haciendo muchísimo daño.

Si no podemos tener un diálogo con ningún tipo de grupo fundamentalista, prefiero abstenerme; porque mi idea acá no es cambiar su pensamiento, ni que él cambie el mío, porque si hay una cosa absolutamente digna es poder vivir de acuerdo a lo que deseamos. Pero cuando alguien lacera los derechos del otro, y la dignidad del otro y la otra, pues tenemos que estar en contra de eso, y estos grupos muchas veces lo que hacen es eso: quieren la aniquilación, simple y llanamente porque lo ven con malos ojos, pero no se dan cuenta de que muchas veces a quienes quieren aniquilar son también a esos que aman. Esos que tienen que vivir en el silencio, en la soledad, en la tristeza, por ese dolor de escuchar a sus padres que los odian, a sus parientes que los odian por ser diferentes. Creo que se les ha olvidado, precisamente, el legado principal de lo que hablan, que es el amor al prójimo.

Y claro, definitivamente esos grupos terminan teniendo un poder, y este poder busca la eliminación de derechos fundamentales ya logrados y los avances que hemos tenido no solo como población LGBT, sino también como mujeres. Porque acá hay una cosa importante, y es que todas estas personas que han vivido la violencia del patriarcado, la violencia de todo este sistema machista, sexista, clasista y demás, son las que siempre terminan sufriendo las consecuencias de que grupos como estos sigan en el poder.

Y creo que ahí es donde se refleja precisamente todo este tema del patriarcado. El patriarcado tiene mucho que ver con el tema de la religión. Durante años, la religión ha promulgado este machismo. Y yo creo que por eso es importante que, en las estructuras de ese poder, sean las mujeres las que entren en todos esos grupos y los transformen.

Yo no creo que la religión sea mala. Son quienes la representan, quienes tienen todo este sistema cargado, impregnado de todo este machismo, todo este patriarcado. Por eso el papel fundamental de todas estas personas disidentes, desde los diferentes espacios y escenarios, para lograr entrar en ellos, para romper y transformar esas instituciones y esos espacios.

¿Cómo vives tu relación con la religión judía? ¿Cómo se entienden los temas LGBTIQ+ dentro del judaísmo?

Mi relación con el judaísmo es muy linda, superbonita.

Claro, como en todas las religiones, nos encontramos con personas que no son tan queridas, ni cercanas al tema. Pero hemos tenido avances bastante interesantes en el reconocimiento de las personas LGBT, y creo que eso ha tenido que ver con las propias estructuras del judaísmo.

Mucha gente habla del judaísmo sin tener claro de qué se trata. Por ejemplo, uno de los pilares del judaísmo es que el mundo no está creado: los seres humanos lo estamos creando, porque somos parte de la creación y, aunque fuimos creados o creadas, también vinimos a este mundo a crear, y el mundo que estamos construyendo, el mundo que debemos construir, es el mundo que reflejará precisamente parte de nuestra creación. Somos copartícipes con Dios en la creación. Y eso a mí me parece algo muy interesante y muy bonito de mi fe. Me da muchísimo.

En el Talmud y en la Torá, y esas son cosas que mucha gente no sabe, no se habla de dos géneros: se habla de seis. Esto me hace tener como una cercanía, me hace sentirme bien en la relación que tengo con mi fe. Claro, no con todos los grupos, no con todas. También dentro del judaísmo, como en todas las instituciones donde hay hombres, hay quienes se oponen a esto. Pero yo creo que es precisamente lo que hay que transformar, y recordarles por ejemplo esas pequeñas cosas que son las que marcan diferencias.

¿Algunas experiencias de GAAT frente a fundamentalismos religiosos organizados contra los objetivos de GAAT? ¿Estrategias? ¿Consejos que nos pueda transmitir?

Bueno, pues te puedo contar que hace algunos años, yo no sé si ustedes escucharon de un bus de una organización que se llama Citizen God, que iba por toda Latinoamérica hablando en contra de las personas trans, y nosotros, como organización, decidimos ir a frenar ese bus, que no entrara en la Plaza de Bolívar, que es el lugar más importante del país, donde están todas las instituciones y se toman todas las decisiones.

Nos fue mal, porque nos golpearon, nos mandaron la policía, pasaron diez mil cosas, y ahí fue donde sentimos de cara y de frente con lo que no estábamos enfrentando. Y era muy chistoso. Bueno, no muy chistoso, en esto no se puede hablar de chiste, pero sí fue muy fuerte porque mientras la policía nos golpeaba, los militantes de estos grupos cantaban y alababan… Cómo puede ser de irónico que mientras golpean al otro, los otros cantan y alaban a Dios. No creo que sería coherente con ese Dios del que hablan… Pero bueno, las coherencias no siempre son iguales en todas y en todos.

Como organización, hemos aprendido a no entrar en discusiones absurdas, discusiones que sabemos que lo que buscan es lacerar y violentarnos más. Siempre el amor, nuestro mensaje es el amor. Es lo que hemos aprendido. Cuando vienen con sus mensajes de odio, nosotras les mandamos amor, les decimos que no hay nada más importante que el amor. Así ha sido nuestra estrategia: hablar siempre desde el amor. Y es algo que ha sido muy poderoso, porque es cambiar un poco sus discursos. Y ese amor va encaminado también hacia ellos, hacia ellas, hacia quienes son, no hacia sus pensamientos. Con sus pensamientos nada, pero con su humanidad sí.

Para cerrar el tema de los grupos antiderechos: ¿qué entiendes por feminismo radical?

El término radical, el feminismo radical, digamos que tiene una connotación muy fuerte. Eso ha hecho que se vea el feminismo como algo no tan chévere, no tan divertido. Pero yo creo que el feminismo radical lo que busca es decir que acá hay algo que está pasando y es importante acabar con eso: toda esa opresión, todo ese sistema de violencia, todo ese sistema estructural de aniquilación sobre los cuerpos femeninos, sobre la feminidad y sobre las mujeres. Y eso es precisamente lo que hace que el feminismo radical hable: la autonomía que tienen los cuerpos, las vidas de las mujeres, de las personas…

Se ha malentendido muchas veces, pero definitivamente tiene que ver con eso. Es el feminismo radical que yo vivo, que yo experimento. Es decir, acá hay unas violencias que se ejercen desde diferentes lugares y que han puesto a esos cuerpos feminizados, a esos cuerpos de mujeres, en situaciones de vulneración.

¿Crees que es correcta la interpretación que hacen algunas feministas que excluyen a las mujeres trans?

Acá hay un tema, y es que estos feminismos que hablan de exclusión de otras y de otros porque no les parece, porque no deberían existir, porque creen que suplantan a otras y a otros, pues para mí no es feminismo. Precisamente, lo que busca el feminismo es la abolición de cualquier forma de violencia, de discriminación, de opresión. Y estos tipos de feminismo, al excluir, se están sumando a ese sistema violento contra el que el feminismo ha luchado históricamente. Entonces, para mí esto no es feminismo: termina siendo igual a esos fundamentalismos tan dañinos.

¿Te ha afectado esta forma de violencia en los espacios de activismo en los que participas?

Claro, termina afectando nuestras realidades. Yo he tratado siempre de unir mis causas y mis luchas con ellos, con aliadas, feminismo y transfeminismo, grupos aliados que entienden precisamente que estas violencias y estas formas de excluir no valen, porque cuando pasa esto, repito, deja de ser feminismo. Entonces, trato de alejarme y no darles un lugar importante, porque volvemos al patriarcado. Ellas, esas personas que hablan desde estos lugares, terminan siendo aliados y aliadas de ese sistema opresor. Yo me alejo de esos escenarios y esos espacios, porque no tienen sentido.

Si hay un ataque contra una de ellas, yo, como persona que cree en los derechos humanos, en la dignidad humana, pues debo levantarme y cuestionar esa violencia que se ejerce. Porque no es contra esa mujer, sino contra su pensamiento. Aquí nos equivocamos muchas veces en las luchas, y es que no son los individuos: son sus pensamientos. Si el individuo está siendo agredido, atacado, creo que debemos pararnos y defenderlo también, porque eso demuestra realmente que nosotras y nosotros luchamos por los derechos igualitarios para todas y todos, sin importar si son detractores de quienes somos no.

¿Cómo es la relación que ve el GAAT con los movimientos feministas?

El GAAT ha tenido una relación muy estrecha con los feminismos, definitivamente. Somos cercanos: nuestras apuestas, nuestra organización es una organización feminista y nos reconocemos desde aquí, es decir, trabajamos en la reivindicación de los derechos de las mujeres, sin importar qué tipo de mujer seas. Eso de clasificar si vos sos tal mujer o si sos tal otra, simplemente nos margina, y no: aquí hablamos de una lucha por los derechos integrales de las mujeres. Y, lógicamente de los hombres también, porque también los hombres han sido víctimas de este sistema patriarcal violento. Luchamos contra esos que buscan también imponer estas violencias que a veces pueden llegar a ser sutiles. Como, por ejemplo, decir “yo me uno a sus causas” y ejercer violencia, ejercer discriminación; esos no tienen cabida en nuestros espacios.

¿Cómo aportar, desde los primeros grados en las escuelas y el sistema educativo, a la inclusión de identidades no cisheteronormativas?

Yo creo que es importantísimo que, desde muy pequeños, los chicos y las chicas escuchen que no todo es blanco o negro, que también existen grises, que existen muchos otros matices; es la única manera de garantizar que ellos y ellas entiendan la enorme diversidad. Creo que ese ha sido uno de los problemas muy fuertes que hemos tenido: desde pequeños nos meten en un sistema absolutamente binario, donde no existen otras posibilidades, por eso cuando nos enfrentamos al mundo real surge toda esta discriminación y toda esta violencia. Son precisamente los prejuicios inculcados los que nos llevan a cometer acciones violentas sobre el otro y la otra.

Pero cuando en esos entornos educativos, desde muy pequeños, nos hablan de que en el mundo existen otras formas… Es decir, no tenemos que hablarles de lesbianas, bisexuales, gays: tenemos que hablarles de que existen otras formas, que todas y todos somos absolutamente diferentes, que existen los chicos que tienen que utilizar gafas porque no pueden ver bien, que existen los gorditos o las gorditas, que existen los chicos más bajitos, que existen chicos y chicas con algunas limitaciones físicas, etc. Esto nos lleva a hablarles y permitir que entiendan la enorme diversidad que tenemos los seres humanos, y cómo respondemos frente a ella. Que todo esto existe, hace parte de la humanidad y tenemos que respetarlo.

Esto cala profundamente en la mente de los chicos y las chicas, y cuando se encuentren con alguien en su diversidad, no les va a sorprender o asustar. Y los prejuicios impuestos desde esos lugares violentos donde no quieren hablar sobre la existencia del otro y de la otra, van a quedar absolutamente menguados, porque ellos ya aprenden que en el mundo existe una diversidad, y que esa diversidad es lo que más nos une a los seres humanos. No nos separa, por el contrario: la diversidad existe en todos y en todas y nos enriquece como mundo. Gracias a la diversidad podemos pensar de maneras diferentes, sentir de maneras distintas, vernos de maneras diferentes, porque incluso la construcción de la masculinidad en la comunidad, así sea una masculinidad impuesta, es diferente. Eso hay que enseñárselo a los niños a una edad muy temprana.

Como maestra, madre y formadora de docentes, me gustaría su perspectiva acerca de qué podemos hacer les docentes para apoyar los procesos de transición tempranos y oportunos, en el caso de alumnes trans, para que vivan experiencias positivas y no dolorosas en los espacios escolares. ¿Cuáles son los objetivos de la Escuela para el Empoderamiento de las personas trans? ¿Cuáles han sido sus resultados más destacados?

Yo creo que el papel fundamental de los educadores es precisamente ese que les decía: hablar de la diversidad. Porque claro, si entramos hablando de lesbianas, gays, bisexuales, cha, cha, cha, esto a veces a la gente le asusta, porque ya de por sí el tema es un poco visto no con tan bonitos ojos. Pero cuando los llevamos de lo conocido a lo desconocido, el camino es mucho más sencillo, más claro. Hablar de las diversidades que hay dentro de los mínimos espacios nos va a permitir construir puentes con el otro y con la otra cuando alguien, en esos espacios, decida hacer su tránsito.

Para nosotros ha resultado fundamental el trabajo con las familias. Cuando trabajamos con las familias, arrancamos precisamente todas las estructuras violentas de esos lugares, para que las personas trans vean una familia, una pareja, unos amigos que las van a respetar, y el camino va a ser mucho más fácil. Hay que buscar la manera de hablar con los padres; seguramente que muchos se logran adherir a esta apuesta, porque al final lo que quieren los papás y las mamás es que sus hijos sean felices.

Sé que ustedes allá en Cuba tienen ciertas dificultades con el sistema en el que viven y demás, pero yo creo que es importante el amor. El amor es el amor, debe ser nuestra razón de existencia. Siempre hablar del amor. El amor logra transformar muchas realidades, y hay que ponerlo allí. Decir a las personas que el amor no es algo que se deba negociar para que el otro o la otra pueda vivir de manera digna, sino que esa persona merece ser amada en medio de sus diferencias. El amor es incondicional.

¿Puedes ser un poco más específica con respecto a las acciones concretas del GAAT? ¿Cómo es un día típico en la organización? ¿Qué hacen? ¿Cómo llegan a la comunidad? ¿Cómo llegan a las personas trans y cómo las personas trans llegan a elles?

Bueno, el GAAT tiene diferentes líneas de trabajo. Una de ellas tiene que ver con todo el grupo, con todo lo del apoyo; eso incluye un grupo de apoyo para personas con experiencia de vida trans y sus familias. Tenemos práctica, voluntariados. Pero también tenemos toda una línea de incidencias, de trabajo con las bases, y una construcción de conocimiento. Se articula muchísimo con todo el tema transversal de los derechos humanos, encaminado también al tema jurídico.

Por el mismo tiempo que llevamos trabajando, pues las personas trans se nos acercan. Generalmente la gente nos busca, la gente se encuentra. Entonces tenemos en nuestras redes, pero también en la cotidianidad, un trabajo muy fuerte de comunicaciones. Lamentablemente la pandemia ha dificultado un poco el acceso a la gente, de manera física, pero seguimos trabajando de manera remota.

Comenzaste tu activismo desde las redes sociales. ¿Nos puedes hablar de las diferencias entre el activismo en espacios virtuales y en las calles?

Son dos cosas diferentes. Al principio era porque todavía no estaba preparada para asumirlo de una manera presencial; no sabía lo que implicaba. Tampoco me reconocía como activista. Es importante decirlo: aún hoy no me reconozco como activista, prefiero llamarme defensora de derechos humanos.

El trabajo con las bases, el trabajo con la gente común, es bellísimo. Ese trabajo de la cercanía, de encontrarse con el otro y con la otra, es absolutamente maravilloso. Nunca va a ser igual que el activismo de las redes sociales o de estar en esos espacios que hoy conocemos como virtuales y demás. Son dos cosas diferentes, y el accionar y los logros y demás, son también diferentes.

Imagino que en sus años de lucha en diversos espacios, se ha encontrado con todo tipo de personajes. ¿Puede compartir una anécdota en la que un debate o una iniciativa mediática generase, además de asombro, humor? ¿Tiene alguna historia ridícula que nos alegre el día?

Siempre hay anécdotas supercharras. Una vez, la Defensoría del Pueblo organizó un evento y me invitaron a participar. Esto fue hace más o menos cinco años, no recuerdo si un 8 de marzo o un 25 de noviembre. Uno de los temas que yo tenía que tratar era la violencia hacia las mujeres trans, y en el momento que me tocó hablar, dije algo así como que la violencia hacia las mujeres eran un 40 % más de lo que podrían vivir las mujeres cisgénero. Y ya terminado el debate, mandaron una pregunta: que cuál era el estudio que reflejaba esas cifras.

Yo respondí que cuando dije eso, lo que quería decir era que la violencia se potencializaba, pero en una cifra. Lo que yo dije creo que fue muy honesto, y lo dije como, bueno, lo importante es decir que las violencias se potencializan, porque, por ejemplo, si vas por una calle oscura y eres un hombre, pues te roban; si eres una mujer cisgénero, te roban, te golpean y hasta te violan; pero si eres una mujer trans te roban, te golpean y te asesinan. Y dije que eso hacía que la violencia hacia las mujeres trans fuera mucho más fuerte, y que existía una línea de base de la política pública donde denunciaba que el 96 % de las personas trans manifestaban algún tipo de violencia en diferentes espacios, pero que me tenían que disculpar, porque ese 40 % me lo acababa de inventar…

Todo el mundo soltó la carcajada, y para mí fue muy chistoso, pero al mismo tiempo me dio mucha pena. Pero después la gente me decía: mira, si fueras candidata política o algo así, yo votaría por ti, por tu honestidad. Y bueno, eso fue uno de esos chascos vividos.

Muchas gracias, Laurita, por el tiempo que nos has regalado y por todas tus respuestas desde el amor.

Abrazos. Confío en que pronto pueda estar en Cuba para saludarles y abrazarles.




Nota:
[1] La plataforma 11M A Debate se creó en 2020 en Telegram, a un año de la manifestación del #11M y en medio de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, cuando un grupo de activistas convocó a un Foro Debate Virtual para reflexionar acerca de políticas públicas, iniciativas sociales y retos que aún persisten para la comunidad LGBTIQ+ cubana. Asimismo pretende ser un espacio para voces que, apartadas de las directrices institucionales u oficiales, pudieran mostrar sus inconformidades, deseos y aspiraciones como miembros de una sociedad que debe ser más abierta y plural.




Cancel Culture

¿Qué tienen estos hombres en común?

Salomé García

Las feministas cubanas no somos un bloque homogéneo. Nos estamos reconociendo, nos estamos acompañando en la articulación de un movimiento transfronterizo. No nos van a ver, por ahora, en desfiles fotogénicos con las tetas al aire, y no se nos puede exigir que nos enfrentemos solas al poder. #NoResinguenMás





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