Jorge Mañach: “El choteo es el sambeque de lo nuestro”

La entrevista que sigue acontece en el éter de la cuarta dimensión. Por razones de seguridad, nos reservamos el modo de transporte. El corresponsal de Hypermedia Magazine viaja al año 1943. Entrevistamos a Jorge Mañach, abogado, periodista del Diario de la Marina, fundador de Revista de Avance y profesor de la Universidad de La Habana. La entrevista tiene lugar en la amplia cafetería del Hotel Ambos Mundos, en Obispo y Mercaderes. 


Primera hora

Doctor Mañach, es un placer que me reciba. Por favor, extienda mi agradecimiento al Dr. Emilio Roig de Leuchsenring por la gestión que hizo para concertar este encuentro. 

No faltaba más, el placer es mío. Viene usted muy bien recomendado. 

Felicidades por su nombramiento oficial como Profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de La Habana.

Muchas gracias. 

Nació Ud. en Sagua la Grande, Las Villas.

Y a mucha honra. “La Grande” es un sobrenombre, y no porque haya otra Sagua la Chica. Tenemos una historia ilustre, incluyendo corsarios y piratas. Somos la ciudad más industrial de Cuba después de La Habana.

A los 18 años obtiene Ud. una beca para estudiar en la Universidad de Harvard. A los 23 años se gana la Beca Sheldon, que lo llevará a estudiar dos años de Derecho en la Sorbona de París. ¿Por qué París?

En mi juventud ir a París era como ir a la Tierra Prometida. Lo mejor de lo nuestro iba a la capital francesa: Juan Gualberto Gómez, José White, Brindis de Salas. Allá fueron también Alejo Carpentier, Alejandro García Caturla, Lydia Cabrera y Amelia Peláez, por darle algunos ejemplos. 

De regreso a Cuba obtiene el doctorado en Derecho Civil y luego otro, en Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana.

Mis padres querían el título de abogado. A mí me interesaban más la filosofía y la literatura.

¿Cuál es su filósofo favorito?

¿Cubano? Tengo dos: Félix Varela y José de la Luz y Caballero. 

¿Qué lectura filosófica recomienda?

¿Ha leído Aforismos, de Luz y Caballero?

No. 

Es una obra maestra poco conocida. 

¿Tiene algún aforismo a mano?

“La razón fría no es la fría razón”.

Ud. perteneció al Grupo Minorista. Cuénteme de su experiencia.

Cuando llego de Europa ya el grupo llevaba un tiempo reuniéndose. Entonces comenzaban los llamados almuerzos sabáticos. Se me ocurrió el nombre de Minoristas sabáticos y apodé nuestros almuerzos de “almorzáculos” (risas), por aquello del cenáculo.

¿Quiénes eran los miembros ilustres del cenáculo?

Emilio Roig, Mariano Brull, Félix Lizaso, José María Chacón, Zacarías-Tallet, Juan Marinello, Don Ortiz, Lamar Schweyer, Francisco Ichaso, Conrado Massaguer, Alejandro García Caturla, Amadeo Roldán. También había mujeres, eh: Graciella Garbalosa y Mari Blanca Sabás Alomá.

¿Dónde se reunían? 

Por un tiempo nos dimos cita en el restaurante Lafayette.

La flor y nata de la época. ¿Qué fue del grupo avancista?

Una mutación del mismo grupo, ahora reunidos alrededor de Revista de Avance que llevábamos Ichaso, Lizaso, Marinello y yo. (Suspira). Fuimos renovadores, incluso revolucionarios. 

¿Puede hablarnos un poco de la revista?

La revista se proponía renovar las artes y el pensamiento. Era un proyecto modesto financiado por socios y anunciantes, que circuló entre marzo de 1927 y septiembre de 1930.

Fue un momento convulso, políticamente hablando. ¿Cómo se resolvían esas diferencias entre ustedes? 

Compartíamos el alto ideal de poner a Cuba en la vanguardia cultural latinoamericana. Incluso aunque esas inquietudes estéticas devinieran preocupaciones ideológicas. Quisiera pensar que la revista marcó un hito en la ruptura con el academicismo y en la evolución de una nueva cubanía. 

¿Algún lema común?

Todo por la vanguardia. (Risas). 

¿Alguna edición favorita? 

El número 25, que dedicamos a Ramón Gómez de la Serna, y el número 31, tirada muy querida, a José Martí

¿Por qué Gómez de la Serna? 

De él aprendí la importancia de la greguería. 

¿Se refiere a sus aforismos? 

La define como el atrevimiento a “definir lo indefinible”. Para mí es el Gran Masón de la literatura.

¿Qué es cultura para Mañach?

(Se acomoda en la silla). Cultura es orientación mancomunada en opinión social. Solo un pueblo bien instruido y educado puede llamarse libre. 

(El entrevistador asiente).

Y diría más. Es libertad de elegir un destino.

¿Cuál es ese destino? 

Prefiero no dármelas de profeta ahora. ¿Ud. fuma? 

Sí, por supuesto. 

(Enciende un cigarrillo lentamente). Tenemos una conciencia bipolar de sensibilidad aguda e inestable. 

Ajá, y ¿cómo se manifiesta esa conciencia?

(Sonriendo). Con una altivez contenida y cierto paramentalismo del gusto.

¿Paramentalismo? 

Volviendo a Varela: vivimos plagados de supersticiones.

¿Cómo es eso? 

El temor a pensar. 

¿Existe una característica que nos identifique a los cubanos? 

La improvisación. Es lo que va dando forma a nuestra sensibilidad criolla. 

No entiendo. 

La improvisación es una tendencia imitativa que nos llega desde los planos más humildes. Es un gusto de decir las cosas al modo de la tierra. No quiero sonar demasiado crítico.

He venido hasta acá por su pensamiento crítico. 

(Pausa). Ignoramos perspectivas y disciplinas. Prescindimos de cálculos y miramientos.

¿Pudiera abundar un poco más?

Esa espontaneidad desaforada que pugna con formas y convenciones puede llevarnos al ácido corrosivo de la burla… o al simple escepticismo. 

¿Qué piensa de Félix Varela? 

Es el primero de nuestros mayores. Figura tutelar que el destino suele deparar a los pueblos nacientes. La gente lo cita por boca de otros.

Prosiga.

Varela era un mentor amoroso de una generación utilitaria, filósofo de una época sin filosofía. Escritor parco y gran pedagogo.

Qué bien dicho, Doctor.

Su vida fue como un plácido río que, alterado un momento en su curso por un rompiente que lo atorbellina, sigue luego su curso, pero arrastrando ya espumas hirvientes.

Inspirado, prosiga por favor.

Es que hay tres Varelas: el filósofo, el político y el pedagogo. Yo me quedo con el último, porque con él se ponen en práctica los otros dos.

¿Algún tratado vareliano favorito? 

Sus Cartas a Elpidio son una rara y honesta defensa a favor de la religión.

¿Es importante la religión para Mañach? 

La religión es el camino para llegar a Dios. 

¿Qué opina de ese lema de Nietzsche: “Dios está muerto”?

No es un lema, es más bien una prosopopeya.

¿Qué opina del socialismo?

Un canto de sirenas muy atractivo para los letrados. Hubo una época en que Unamuno, Ortega, Ramiro de Maetzu y otros se dejaron seducir. Hasta que un día Ortega dijo: “Soy socialista por amor a la aristocracia”. (Risas).


Segunda hora

Doctor Mañach, pudiéramos pasar a un texto que considero fundamental en su obra… ¿Cómo comienza Indagación del choteo?

Un estimado amigo, escritor del Diario de la Marina, Rafael Suárez Solís, me emplazó a escribir sobre el tema. Me retó a hacer lo que habían hecho Bergson con la risa y Baroja con el humorismo. No tuve más remedio que probarme a mí mismo. (Risas).

Indagación… es un libro único. Un ensayo sui generis en la tradición mayéutica. 

¿Sí? Explíquese por favor.

Su Indagación… presenta la idea del choteo como ingrediente sustancial de nuestra cultura. La discusión pasa por 13 acápites que razonan criterios, malentendidos, notas cercanas a la idea, pro et contra, desde lo social, lo cultural y lo sicológico. Paulatinamente, la noción inicial que teníamos adquiere notas inesperadas que completan una esperanzadora conclusión para la educación sentimental del carácter cubano.

Bueno, agradezco mucho su comentario.

Así abre: “Lo menudo e inmediato es lo que constituye nuestra circunstancia, mas por lo mismo que lo tenemos tan cerca, se le da por conocido y se le desconoce más”. Esto me recuerda aquella tesis de Wilhelm Dilthey sobre el círculo hermenéutico.

Sí, el choteo está tan “a la vista” que no lo vemos.

¿Ud. usa “circunstancia” pensando en Ortega y Gasset?

En parte. La circunstancia orteguiana es lo eventual y reincidente. Somos a la vez, actores y espectadores en el teatro de la vida.

Al final del primer epígrafe explora la raíz lucumí chot para chota, y aborda un asunto que nos persigue a los cubanos: la delación. 

La etimología es siempre un punto de partida. 

En el segundo epígrafe, “Definición inicial”, lidiamos con el choteo como falta de respeto a la autoridad. Va Ud. a la psiquis del choteador “descreído a ultranza” y encuentra algo siniestro. ¿Qué es?

El choteo tiene una forma muy peligrosa que entra por la puerta del relativismo y sale por la del nihilismo.

¿El cubano nihilista? 

El nihilismo es una enfermedad del alma. ¿Le sorprendería si le digo que de creer tanto, se termina no creyendo nada? 

¿Pero cómo? (Sorprendido).

Somos infantiles. Vivimos la ilusión de que el mundo entero está en contra nuestra. La culpa la tienen los demás. Así llegamos a la adultez con un sentido torcido de la realidad.

Entonces pasa Ud. al aspecto contradictorio de la burla. Me hizo pensar en Sören Kierkegaard, en su Diario, donde hace precisamente esa aseveración. Lo cómico consiste en un doble fallo. Pero el desenlace de Indagación… es inesperado: “La burla es más eficaz mientras más fino es el discernimiento de esa contradicción que presenta”. 

Sí, la burla nos da sorpresas. De ahí el viejo dicho español: “Burla burlando, verdades soltando”. La burla fina que oculta y revela a la vez, he ahí la contradicción.

En esto Ud. es categórico: el choteo es desorden, alteración de la jerarquía. Sin embargo, orden y jerarquía son cosas distintas.

Bueno, el choteo es el relajo. El orden y la jerarquía son familia mal llevada.

Pero no toda alteración de la jerarquía implica choteo. Por ejemplo, un acto revolucionario.

Lo implica por igual. Que el choteo sea enemigo del orden no implica que el orden sea bueno o malo. En Indagación…uso como ejemplo entrar a mi oficina y verlo todo en perfecto orden. A mí eso me desasosiega. (Risas).

“Ordenar es una forma de mandar”, dice Ud. 

(Mirando fijamente al entrevistador). No es el choteo el que desordena, sino el desorden el que chotea. 

¿Cómo? 

Hay otro choteo ordenado que tiene un efecto nivelador en nuestra cultura. Como cuando decimos “Lo puso en su sitio”.

Diógenes de Sinope increpando a Alejandro.

“Apártate que me estás tapando el sol”. (Risas). 

Luego, hasta aquí el choteo presenta dos fases: el relajo y el choteo ordenado que pone las cosas en su sitio. 

Hay más. ¿Lo invito a un café bien rico?

(Le hace señas al mesero y cambia el tema de la conversación. Al poco rato vuelven a la entrevista).

Doctor Mañach, Ud. descarta que el choteo llegue al resentimiento, aunque mantiene que el choteo es una forma de burla. Sin embargo justifica esta última cuando se usa contra el poder. 

En Indagación… hago una breve parada en el resentimiento tal como lo aborda Max Scheler. El resentimiento y la burla son distintos, ¿bien? El primero es una represión, la segunda un desahogo. La burla va hacia fuera, el resentimiento va hacia adentro.

Lo que los alemanes llaman Schadenfreude.

Es la burla envidiosa, la delectatio morosa, ya casi un resentimiento.

Al margen, quería su opinión sobre Scheler el filósofo.

De los grandes del siglo. Un hombre entre tiempos, incomprendido. Murió el mismo año que publiqué Indagación

El próximo acápite, “Choteo, guataquería, rebeldía”, examina el espíritu de independencia del choteo. Percibe dos vertientes posibles: la guataquería y la rebeldía. Me recuerda un poco la aurea mediocritas aristotélica. (Pausa). Ahora bien, para el filósofo macedonio la adulación, o guataquería, como la llamamos, no pertenece al concepto de seriedad, sino al de broma. ¿No le parece la rebeldía un balance justo frente al defecto o el exceso? 

Lo pareciera, pero hay una diferencia entre rebeldía y soberbia. Por ejemplo, la rebeldía de nuestro Heredia es distinta a la soberbia de Lord Byron. Al fin y al cabo, el choteo es una afirmación del yo.

Ya veo. En el próximo epígrafe trae Ud. esa cita algo oscura de Pío Baroja en La caverna del humorismo (1919): “Allí donde hay un plano de seriedad, hay otro de risa y burla. Lo trágico y lo épico en primer plano. El humorismo salta constantemente de uno a otro y llega a confundir a los dos”. 

Me resulta curioso que haya leído ese libro. 

Era lectura obligatoria para nuestra entrevista. Por ejemplo, cuando Baroja escribe: “En el humorismo hay seriedad, comicidad, sentimentalismo y frialdad, excentricidad y vulgaridad”. ¿No ve puntos de contacto con Indagación…?

Por supuesto. Baroja es genial y su libro precede al mío. A propósito, ¿qué piensa de esta cita de Pío?: “¡El humor pasó por Ortega, pero por Gasset no!”. 

Ja, ja, ja. Cuenta Ud. que el choteador puede ser humorista, pero la coincidencia entre ambos es poco frecuente. 

Baroja decía que el humor requiere un hondo sentido humano. El choteador no es humorista, es más bien egoísta con prurito de independencia. 

¿Por qué dice prurito? 

La manía que tenemos con la independencia no nos hace ni más ni menos independientes. El choteador no tiene un plan político, no es siquiera un intelectual. Y con esto no digo que el choteo y el ingenio sean incompatibles.

Ahora Indagación… aborda el facilismo que provoca el choteo como síntoma social.

Es que uno solo no se chotea, ¿eh? El facilismo viene de nuestra tendencia a simplificar las cosas, parte de la idiosincrasia. 

En el epígrafe “Ligereza e independencia”, Ud. asevera que los cubanos nos tomamos la vida como una “escenografía”. ¿No aplica ese corolario a cualquier otro pueblo?

(Encendiendo otro cigarrillo). Cada pueblo es siempre distinto. No hay pueblo perfecto.

Le escucho. 

Isleños somos, en medio un semitrópico luminoso y sensual. ¿Sabe? Nuestra impresionabilidad se relacionada con una bella cualidad: el desinterés.

Una de cal y otra de arena. 

Los cubanos no somos calculistas. Carecemos de ese hábito que nos hace mirar al futuro. Solo nos importa el presente.

¿Qué hay con la palabra “parejería”?

Es cuando todos estamos parejos, ¡y eso no es bueno! Cuando todos somos iguales no hay autoridad alguna. La independencia y la ligereza son el caldo de cultivo del choteo.

¿No degenera el choteo “parejero” en algo peor?

Los andaluces lo llaman “pitorreo”. Es importante nombrar el asunto para conocerlo mejor.

El siguiente epígrafe se titula “Improvisación”.

Es casi una nota al margen. Somos un pueblo muy joven y para subsistir hemos tenido que improvisar. De ahí sale toda esa tropa de enganche de facilismos y estridencia que quiebra el respeto. Llegamos al espíritu antijerárquico de nuestra burla.

Ya veo, ese medio al que Ud. se refiere produce la independencia impresionable y ligera del cubano. Nuestra improvisación parece ser la manera en que lidiamos con la realidad que nos toca. ¿Y de dónde sale el choteo?

El choteo no es una condición inmanente de nuestro carácter como nación, sino más bien una experiencia colectiva: es el sambeque de lo nuestro. 

Inmanente significa inseparable. Disculpe, Dr. Mañach. Hay lectores de Indagación… que se pierden un poco en el desarrollo del tema del choteo.

Le sigo.

¿Es el choteo idiosincrasia?

El choteo no es necesariamente idiosincrasia, aunque está en el “ajiaco” del comportamiento colectivo, por así decirlo.

¿Qué viene primero?

¿El choteo? Nace del medio. La idiosincrasia viene después.

Luego, ¿qué causa qué?

(Pausadamente). Disculpe, amigo, ahora me hizo pensar en un aforismo de Luz y Caballero: “Enfermedad natural humana: buscarle la causa a todo”.

(Risa nerviosa). 

Prefiero que lo vea de otra manera. Si todo cambia con el tiempo, el choteo debe verse como algo transitorio.

Nos acercamos a una acepción inesperada del choteo en el epígrafe 11: “Efectos del choteo”, mi favorito. Hasta este momento, Jorge Mañach parecía un defensor de la autoridad a ultranza…

Es que lo mejor se deja para el final.

El argumento inicial se desdice: “No todas las autoridades son lícitas o deseables. Es ahí que entra la burla como recurso de los oprimidos”.

Es un gran recurso y también un gran padecimiento.

¡Ese es el lado bueno del choteo, Doctor!

Sí, como antídoto, como descongestionador para los choques de la adversidad. Cuando se trata de una autoridad huera o improvisada, el choteo es formidable para resistir presiones políticas gravosas. 

Aparece un arma que desarma. Comenta Ud.: “De todo repertorio conocido de emisiones es ésa la más humillante”.

(Mirando por encima de las gafas). ¿La trompetilla?

(Risas).

“Es la mínima saeta que se clava en el pecho superferolítico, flameando la banderita del ridículo”. 

¡Magnífico! Ja, ja, ja. Esa es la Indagación… que predica con el ejemplo, la que sabe chotearse de sí misma. 

Hay que reírse un poco de la prosopopeya.

¿Es este el choteo verdadero?

(Señalando con el índice). No hay anverso sin reverso.

Casualmente, en este epígrafe aparece una segunda independencia, la que “no quiere someterse ni siquiera a su propia emoción”. ¿No era la independencia un ideal político?

Amigo mío, ¿somos acaso independientes hoy, en 1943? No habrá verdadera independencia hasta que no seamos económicamente independientes. Me apoyo en Varela cuando publicó en las páginas de El Habanero: “La independencia de los gobiernos radica en la independencia de las necesidades”.

¿Puede la independencia emocional conspirar contra la independencia política? 

La verdadera independencia no está en la forma, sino en la sustancia. No somos dados a la ironía. Preferimos la mofa franca del choteo. Escuche: choteo no es dardo, sino más bien polvillo de molida guasa que se arroja a la cara de la víctima.

Qué bien dicho eso. ¿Por qué dice Ud. que “es difícil hacerse de autoridad en Cuba”?

Hacerse de autoridad no es lo mismo que mandar. Aquí mandan demasiados. De lo que hablo es la falta de vigilante solidaridad: la noble disposición colectiva de defender valores genuinos.

Aseveración fuerte esa.

“Unos dicen lo que saben, otros saben lo que dicen”. Nuestra opinión pública es tan ordinaria que cualquier chisgarabís se cree especialista y con derecho a discutir cualquier tópico. Tenemos miedo a ser “demasiado algo”.

¿Qué me dice de esa cuarteta que Ud. le ha definido al cubano: ligero, impresionable, jocundo y melancólico?

(Risas). Lo veo como cualidades positivas de nuestro carácter. 

¿Podrá nuestro carácter cubano algún día prescindir del choteo?

Ya el futuro dirá, a modo de jarana. 

Doctor Mañach, le estoy muy agradecido. Ha sido una tarde inolvidable.




Lo dicho por Mañach en el transcurso de la entrevista, sea verbatim o parafraseado (para acomodar el diálogo), ha sido tomado de las siguientes fuentes: 
Jorge Mañach: Perfil de nuestras letras, Red Ediciones, S.L., Barcelona, 2019.
Jorge Mañach: Indagación del choteo, Tercera Edición Revisada, Editorial Libro Cubano, 1955. 
Jorge Mañach, Martí, el apóstol, Quinta Edición, Espasa Calpe, 1968. 
Revista de Avance (Completa), Biblioteca Nacional de España, Hemeroteca Digital. (Consultado 7/15/20).
Yucayo.com. “Los minoristas sabáticos escuchan al gran Titta” (15/1/2020). (Consultado 7/15/20).
Jorge Mañach: Revista cubana de filosofía, Vol. 4, #13, 1956.  (Consultado 7/15/20).
José Manuel Cabrales Arteaga: UNED, “El ambiente cultural literario del 98”, Cantabria, 1998. (Consultado 7/15/20).
Pío Baroja: La caverna de humorismo, Rafael Cario Raggio, Madrid, 1919. (Consultado 7/15/20).
Ana Suárez Díaz: Revista de Avance, “El manifiesto Avancista”, Biblioteca Nacional de Cuba.  (Consultado 7/15/20).
Félix Varela y Morales: Obras, Volumen 1, Biblioteca de Clásicos Cubanos, 2001. (Consultado 7/15/20).
José de la Luz y Caballero: Obras, Aforismos, Biblioteca de Clásicos Cubanos, 2001. (Consultado 7/15/20).
Dolores Rovirosa: Jorge Mañach, Bibliografía Completa, University of Wisconsin, Madison, 1983). (Consultado 7/15/20).




Amadeo Roldán: lo negro se hizo eje de todas las miradas

Amadeo Roldán: lo negro se hizo eje de todas las miradas

Alfredo Triff

La entrevista que sigue acontece en el éter de la cuarta dimensión. El corresponsal de Hypermedia Magazineviaja al año 1935, al Hotel Inglaterra en La Habana. Entrevistamos al compositor y director de la Orquesta Filarmónica de Cuba, el señor Amadeo Roldán.


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14 Comentarios
  1. Extremadamente interesante. Sobre todo para mi, un completo ignorante en el tema. Demás está decir que, picado por el bichito de la curiosidad, seguiré indagando.
    Leí todo el artículo y finalmente las opiniones que también, pienso, me ayudarán.
    Muchas gracias Sr. Triff

  2. Interesante y original la imaginaria entrevista de Triff a Manach. Una buena forma de resucitar a Manach y no nos olvidemos de el. Me imagino Triff se paso un buen rato destilando uno de sus libros. Good job!

  3. Jorge Manach, decia Jose Ignacio Rivero, escribia con la izquierda en «El Pais», y con la detecha en «El Diario de la Marina». El senor Nanach, en sus anos de estudio en Harvard, fue companero de cuarto, con el dirigente del Partido Nacionalista Puertorriqueno, Don Pedro Albizu Campos .

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