Hoy, mejor que cualquier otro día, he comprendido ese grito que sale del alma: “En San Isidro estamos todos”. Les toca a ustedes la escalada de violencia en una expresión muy alta; a mí, en mucha menor medida. Lo peor es que mañana le puede tocar a cualquiera. No es necesario alzar la voz para ser acusado; basta, tan solo, tratar de asomar la cabeza fuera del guion.
Virgen de la Caridad, te ruego por Vito
Es la víspera de la Caridad del Cobre y anochezco con la noticia del cáncer de Vito. Ella sabe que no le tengo devoción, nunca se la he tenido. Y por eso lo hace, obligándome a que le suplique. Ella gana.