Describir un día de mi vida de escritora no es intimidad. El día de una escritora sucede cuando encarcelan sin razón a otra escritora. En ese momento tiene lugar un íntimo desgarramiento que es más importante que cualquier oficio relacionado con las letras y los mitos y la literatura y esto de ‘Escritorxs en pandemia’.
Mi copa menstrual y yo
Quizás no escribo esta columna por mi copa menstrual, como tampoco la escribo por el encierro, o por la tristeza honda. La escribo cuando me pregunto a solas: ¿Por qué esconder mi sangre? ¿De quién la escondo? ¿A quién no quiero hablarle de mi menstruación? ¿Soy capaz de leer mi futuro en “la sangre derramada”?
‘Yo soy’, de Miguel Alejandro Machado
He escuchado a Miguel Alejandro Machado (Pinar del Río, 1990) hablar de su obra miles de veces. Adopta posturas muy desaliñadas, no se explica ni se empeña en demostrar “contemporaneidad”, tan solo pronuncia: ese paisaje es un estado mental, esa batalla es el fin del mundo, esa es la locura en la que ando.
Archivo y marabú
Si consiguiéramos fabricar papel a partir del marabú, que sea para reeditar Archivo (Hypermedia, 2015, 2020) y compartirlo como material de lectura obligatoria en los preuniversitarios de Cuba. ¿No saben los bots que cuando esto se caiga, quedarán los archivos y el marabú?
Tengo solo treinta años
Hoy cumplo treinta años y estoy decepcionada de muchas cosas. Algunas tienen que ver con el país que me dejó mi abuelo, otras tienen que ver con el mundo que nos dejaron. También me decepciono de mí cada día. Escucho el sonido de mis veinte años, que se acaban de esfumar.
La desobediencia, nunca el cinismo
Lo siento mucho, no soy sorda ni ciega. He visto el manotazo y he escuchado los gritos en una guagua. Creo que es parte del servilismo no reconsiderar nuestros privilegios y ser incapaces de denunciar cuando es preciso. No duermo, no vivo, no amo, no soy feliz con este panorama represivo que se ha intensificado siniestramente.
32 preguntas para el instante
El otro día hice una cola de esas insoportables en el Teatro América y era como presenciar el desmoronamiento del mundo, una especie de guerra que ya no es la preocupación de los primeros días de la pandemia, sino la consagración del hastío y la pobreza. No hay horizonte para una sola: el horizonte es colectivo.
Larry J. González, paréntesis: del cine mudo al semillero
Lo que descostra a Me fui a sembrar tomates donde los agrestes ofrecían semillas de ophrys fusca (2020), de Larry J. González, no es la poesía, sino la supervivencia. La supervivencia del poema en lo microscópico, no la supervivencia tosca a la que estamos condenados los nacidos en Los Palos, Puriales de Caujerí, Yaguajay, La Siguaraya…
Adiós, 2020 (yo había escrito un puchero titulado CUC Bye)
Para el nuevo año, quiero que la reprimenda se me cuele en cada hendidura: por no decir todo lo que tengo que decir, por no ser justa y crítica con todo lo que debo ser justa y crítica, por no amar todo cuanto debo amar. Gracias a quienes no pararon de soñar y se metieron hasta el fondo en el amoníaco duro de la independencia.
Gramática del repudio
Una amiga me contó su diálogo con el chofer de una guagua. Él decía que había que cuidarse de los terroristas que rompían cristales de las tiendas; ella le preguntó su opinión sobre las tiendas en MLC. Cuando mi amiga se bajó en su parada, el chofer le gritó: “Si no te gusta, vete pa’ San Isidro”.