Jacobo sabía que su historia jamás saldría en los periódicos. Estaba dispuesto a podrirse: aspiraba su propia putrefacción, el agrio olor de los años que vendrían.
En el país que Dios quiera
Uno nace en Cuba no bajo el signo de Piscis o Libra, sino bajo el de la sospecha.
Texto escrito especialmente para la antología El compañero que me atiende.