El sueño de una escultura emigrante

El pasado 2 de junio se presentó por primera vez en Madrid el libro-objeto Hybrid of a Chrysler. A Provocation to Fly, del artista cubano Esterio Segura. Para entonces ya lo había tenido en mis manos y había leído y releído sus páginas con avidez y desapego, pero también con la infinita nostalgia hacia un vocablo que por años ha inundado el imaginario de lo cubano: “el viaje.

Los libros, sobre todo los que cuentan historias de sueños, deseos de crear y rupturas con lo imposible, suelen ser libros que se pierden entre los ojos y contaminan el alma. Imaginen ustedes lo que puede ocasionar un libro-híbrido; un libro con alas; un libro que contiene la historia de una escultura; el nacimiento de una mole de hierro; y relata la trayectoria de ese gigante negro sobrevolando los cielos, habitando los mares, migrando hacia la posibilidad de ser…

Presentamos el libro en la sede de La Fábrica y la sala estuvo llena de amigos, artistas, historiadores… Un público cubano, español… heterogéneo. La mesa de presentación la componían: Gabriela Azcuy, editora de HybridRené Francisco Rodríguez, artista y amigo de Esterio Segura; Suset Sánchez, investigadora y crítica de arte; el propio Esterio y una servidora. Para la ocasión, había preparado una ponencia que recogería de manera transversal no solo el nacimiento y las transformaciones del objeto en sí, también me interesaba destacar aspectos fundamentales en su obra que se ponen de manifiesto en la taxonomía del volumen y, por ende, en toda su trayectoria profesional. 

La reflexión recorrería la manipulación de objetos de la vida cotidiana como soluciones a la escasez, la persistencia del viaje como moneda de cambio a una existencia sin futuro en la Cuba actual y el ejercicio de transmutación que una y otra vez realiza el artista en sus investigaciones sobre el movimiento, los cambios, las maquinarias y la hibridez. Hasta aquí todo parecía —académicamente— bien estructurado. 

Un libro-híbrido, un libro con alas, un libro que contiene la historia de una escultura.

No contaba yo con que la provocación del vuelo pudiera despertar la emoción que cada emigrante guarda en lo más profundo de sí, como grifo de agua que cada cierto tiempo puede abrirse y rociar a los demás. Mientras intentaba articular el itinerario que completa el volumen, fui escalando los niveles de una emoción contenida en el cuerpo durante los últimos cuatro años, en tempo de emigración. 

Cuatro estaciones prolongadas preparan un corpus literario en el que se recoge el viaje inconcluso que comenzara en el año 2003 con el nacimiento de la escultura-instalación. Y en cada una de ellas, el lector puede encontrar los relatos del artista y de todas las personas que se han visto involucradas en la belleza complicada de un auto híbrido surcando el cielo

Hybrid podría ser la obra más polifacética de la historia del arte cubano, al menos la que ha tenido la suerte de contar con mayores acercamientos y que no ha sido lastrada por la desmemoria ni abortada por las precarias condiciones en las que producen la mayoría de los artistas cubanos en la Isla. Así que, para abreviar el trayecto por estas cuatro estaciones, tragué en seco la emoción para darle paso a una espontaneidad que contara la estructura de un libro-objeto y su edición limitada de quinientos ejemplares. 



I.

La suerte de Hybrid ha sido y no ha sido la de otros tantos cuerpos que desde la Isla han emprendido el vuelo con unas alas pesadas que cargan con la tristeza y la esperanza de un mismo ser. Por ello, en la estructura del contenido, encontramos un primer capítulo reservado a los avatares que no llegan al cubo blanco. Así, las transformaciones que ha sufrido la máquina pueden apreciarse con un timeline que resume la participación o imposibilidad de participación de la obra en distintos eventos y las transformaciones técnicas que a través de los años ha sufrido la pieza. 

En Anotaciones de viaje, Gabriela Azcuy entrevista a Esterio Segura y este es un texto fundamental para entender la fijación del artista por el movimiento, el cambio, la resurrección y la incógnita que rondan el hecho de emprender un viaje hacia el futuro y de vuelta al pasado. La recurrencia del artista hacia el concepto de lo híbrido, lo mutante, categorías que rompen de una forma ingeniosa con la inercia que va apoderándose de lo cotidianamente humano. La Bienal de La Habana, la Bienal del Portugal, o la recurrente vuelta de rosca una y otra vez que envuelve la imaginería de un objeto volador, son otras cuestiones que quedan zanjadas en la entrevista.

Cuatro ruedas y dos alas que algunas veces se han salvado del aislamiento cruzando las barreras de una isla aislada.

Concluye el primer capítulo con los textos: “‘Hybrid of a Chrysler’: No todo lo que vuela se come” y “Todos quisieron volar, ‘Hybrid of a Chrysler’ en la 8.a Bienal de La Habana y otras aventuras”. En ambos textos se hace referencia al ensayo perenne que el artista articula en torno a la idea del viaje, desde una perspectiva atemporal, detectable en cualquier momento histórico y desde otra más contextual, en la que la modernidad abraza la experiencia del sujeto migrante como condición sine qua non de su naturaleza humana. 

Por otro lado, La Habana como escena y escenario del nacimiento de Híbrido de Chrysler, su primera interacción con el público y el “vuelo iniciático” hacia otras realidades, en las que otras motivaciones, otros criterios y otras sensibilidades dinamitan el impacto de la historia que, en su amplio espectro de lecturas, criterios curatoriales y ejercicios introspectivos, han ido construyendo el itinerario de este animal errante.



II.

En el año 2015, un pasaporte y un homogéneo —auténticamente americano— llevan al coche a dejarse ver en importantes inauguraciones en el Museo de Arte de Tampa, la Bienal de Venecia, el Kennedy Center y el Cade Museum. De nuevo, nos encontramos con esas experiencias que el viajante nos quiere contar. Ah, pero detrás queda la frustración y la incesante resiliencia de un inmenso equipo de trabajo que, entre Cuba y Estados Unidos, fueron limando las diferencias técnicas del nuevo modelo americano que venía a cambiar la suerte corroída de unas alas que habían renunciado al despegue, luego de una larga estancia en un almacén olvidado en Barcelona. 

Cuatro ruedas y dos alas que algunas veces se han salvado del aislamiento cruzando las barreras de una isla aislada.

En la segunda sección del libro nos encontramos los títulos: “Belleza complicada. ‘Hybrid of a Chrysler’ en el Museo de Tampa”; “Tiempos de intuición: ‘Hybrid of a Chrysler’ en la 57.a Bienal de Venecia”; “De la isla para el mundo. ‘Hybrid of a Chrysler’ en el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas” e “Ingenio cubano. ‘Hybrid of a Chrysler’ en el Museo Cade para la Creatividad y la Invención”. 

Cada título se detiene en relatar los detalles de un peregrinaje. Cuatro ruedas y dos alas que algunas veces se han salvado del aislamiento cruzando las barreras de una isla aislada. Y han saltado el umbral de las aguas para convivir en el terreno escurridizo de la recepción. Una arena en la que Híbrido ha sido refugio y espectáculo, imaginación y experiencia compartida, fuga y resistencia. El relato corporeizado entre el exilio y la permanencia.  



III.

“Quedará la luz. ‘Hybrid of a Chrysler’ en la obra gráfica de Esterio Segura” y “Pulsión y posibilidad del viaje en la obra de Esterio Segura” cierran el tercer episodio del libro. Un breve esbozo por la obra gráfica del artista y la mención de otras series que se conectan a través de la imagen expandida y el tópico del viaje; todas, referencias marcadas a lo largo del volumen. 

Podríamos decir que ambos ensayos compendian una especie de aproximación que unifica conceptualmente las variaciones formales que ha tenido la pieza desde su nacimiento hasta la concepción de este libro. David Horta, autor de ambos textos, se ocupa de relatarnos cómo Esterio se vale de diferentes soportes para consagrar en Híbrido ese sueño deseado que recuerda al lector —a veces con diálogos manuscritos sobre el soporte— que alguna vez hubo un niño que creyó en “el deseo natural de poder viajar libremente”. 

Una máquina y un hombre se conjugan en uno solo para emprender el vuelo hacia un horizonte onírico.

En este apartado se recurre al error, la flexibilidad y la esperanza que, manejados como metáfora de una realidad no alcanzada, impulsan al artista a unificar en la pintura, el dibujo o el grabado la repetición de un lenguaje que conecta todas las facetas morfológicas que completan la relación de la obra con otros públicos y otros contextos. 



IV.

El cierre de Hybrid propone una aproximación a las sinergias que han ocupado un espacio importante para la concepción del material. Este apartado se alimenta de las referencias bibliográficas, los créditos fotográficos y los agradecimientos. Es en este punto donde el lector completa el itinerario de una obra de arte con infinitas posibilidades expresivas. 

Un auto americano, rediseñado en Cuba, que ha mutado hacia la escultura, el dibujo o el grabado. Un objeto que ha sido un pasajero, un viajero en el tiempo y de alguna manera ha habitado este espacio que alguna vez se reservó al hombre nuevo. Aunque lo nuevo, en algún punto del camino haya perdido su novedad, su independencia e incluso su humanidad. Aun en esas condiciones, un objeto intervenido por la mano del hombre ha logrado sobreponerse a la entelequia construida por la inmovilidad, aun así, ha calentado sus motores y se ha puesto en marcha. 

Un objeto que ha sido un pasajero, un viajero en el tiempo y de alguna manera ha habitado este espacio que alguna vez se reservó al hombre nuevo.

Movimiento, posibilidad de cambio y esperanza son categorías que rondan el escenario en el que transcurre el desplazamiento de una limusina con alas que personifica la quimera de toda una nación. Eso es Hybrid, una realidad que ha visto la luz a través de un volumen que estructura su universo simbólico en la posibilidad del viaje. 

En medio de un contexto como el cubano, donde la precariedad y el agotamiento se dan la mano para ver salir el sol todos los días, una máquina y un hombre se conjugan en uno solo para emprender el vuelo hacia un horizonte onírico, en el que no existe la inercia. Y en ese itinerario, la migración pierde su hálito doloroso y avasallador. Eso es Hybrid, una Patria propia, una esperanza que rompe con el tópico de la maldita circunstancia y reta a la imaginación. Eso es Hybrid, un libro emigrante, que abre las puertas hacia ese sueño impoluto en el que todos queremos volar.


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